El Salvador se encuentra en un desaforado saqueo y un rápido y furioso control total del poder. Sus secuelas serán incalculables, no se trata de nada nuevo, los hechos son viejas mañas.
Los juicios ideales presentados como la solución son solo síntomas de la enfermedad de autoritarismo. Vamos en camino al ejercicio absolutista del poder y lo peor acompañado de los aparatos de seguridad para fines políticos. Se denuncia que han llegado a acuerdos con las peligrosas maras. Estamos llenos de sociópatas que disfrutan la polarización, la amenaza y la descalificación. El presidente lanza la primera crítica y luego vienen una legión de troles y fanáticos al linchamiento, oportunistas y aventureros. Basta con los hechos, leer los informes, los relatos investigativos y la lectura de medios escritos. Estamos entrando en una recesión democrática. El guion autoritario es común en todas las expresiones, sobra la información, pero abundan los ciegos que no quieren ver y el pago será con pérdida de libertades y con hambre cuando ya no existan cajas familiares subsidiadas.
Sumado a esto tenemos en el ámbito la pretendida reforma constitucional. Su fin último no tiene otra intención más que perpetuar al Ejecutivo en el poder y el saqueo en el país. Contaminada con dogmas, ritos, creencias y hasta santorales que haga necesitar un mesías y una tierra santa, y de postre su iniciativa es costeada con nuestros impuestos.
Escuchando a los impulsores de la reforma, causa estupor oír las justificaciones con las mentiras acostumbradas del manual comunicaciones de CAPRES. Existe demasiada deshonestidad intelectual en la diferencia de conceptos, falencias conceptuales y académicamente con monstruosos sofismas. Entre algunos. No es propuesta del gobierno, cuando todos sabemos que fue designado para ello mediante acuerdo ejecutivo. Tratar de separarse de su función de vice en el Ejecutivo es bastante fariseo. Todo apunta a la evidencia que la iniciativa nace del Ejecutivo sin importar las absurdas justificaciones del designado.
Debo señalar también que desde el Foro de Sao Pablo estas reformas se han realizado de manera perversa. La desinformación, el populismo desde el gobierno para la concentración de poder total en el Ejecutivo, a sabiendas de que los diputados y algunos funcionarios no accederán a apoyar cualquier cosa, como le pasó al ministro de Hacienda renunciante y al presidente del BCR, recurren al pueblo para sus iniciativas.
Mediante referéndums, reforman la esencia de la Constitución a través de consultar si quieren que el mesías continúe en el poder por más tiempo y hasta indefinidamente, habilitando con ello una constituyente y ratificar la nueva constitución.
En la práctica se anula el Poder Legislativo, sus competencias se trasladan al Ejecutivo; las instituciones republicanas son sustituidas por una persona; no existe el suficiente contrapeso que contenga el poder presidencial que desde ya se considera superior a las leyes, se considera el único interprete de la Constitución y las leyes y de postre su iniciativa es costeada con nuestros impuestos,
Vendrá la conflictividad social y política. El Estado como tal desaparece, nace el autoritario, la sociedad política desaparece; se anulan todo lo que sostiene la democracia, la República, el Estado de Derecho, la seguridad jurídica.
La mención de dictadura se asocia con determinadas imágenes: Mao, Hitler, Mussolini, Pinochet, Idi Amín, pero cuando hablamos de nuestro país se quiere distorsionar este concepto con el lenguaje, argumentando que ha sido electo democráticamente, sin atender que el aspirante a tirano intentará destruir a la República como sistema de gobierno, por ser el verdadero enemigo de cualquier dictador, que utilizará la democracia para conseguirlo. Lo que define a un dictador no es cómo llega al poder sino cómo usa el poder.
Tenemos la señal inequívoca. La única manera de evitar una catástrofe es estar alertas sin pestañear y listos para la defender nuestro sistema. Los que por descuido o desesperación se equivocaron se tomaron el trago o la medicina amarga, que desde el primer momento se nos prometió.
El artículo 248 es el regulador de la Constitución que garantiza que no haya cambios bruscos en nuestro sistema de gobierno. Las instituciones para evitar esto están ahí para cumplir con su papel.
General retirado y diputado de ARENA