No salgo de mi asombro, ¿y usted?

El 14/09/2022 anochecimos enterándonos de que el Confeso Dictador se retractó de su prohibición de realizar desfiles patrios, previos a la transmisión de su discurso del siguiente día, celebrando nuestra Independencia. Por consiguiente, los desfiles conmemorativos iniciarían a las 8 a.m., tratando de neutralizar las marchas cívicas de protesta contra el régimen.

Hubo otra noticia vespertina. La Asamblea cian declaró asueto remunerado el día 16/09/2022 para todos los empleados, públicos y privados, colegios, universidades y demás instituciones. Importantísima razón: que todos los salvadoreños pudiésemos celebrar, con inmensa gratitud y alegría, “la verdadera independencia”. Los daños y costos que ese asueto sorpresivo significa, los tuvo sin cuidado: planillas agrícolas por elaborar, cheques de pagos por hacer efectivos, compromisos de inmensa importancia que se complicaron, mil situaciones diarias que las empresas deben afrontar y que, por consiguiente, planifican, se torcieron por la imperiosa, urgente y nacional necesidad de celebrar, en esa fecha, “la verdadera independencia”.

Ante esos anuncios, tardíos y sorpresivos, me preocupé imaginando qué diría el Confeso Dictador en su discurso para que requiriéramos de 24 horas dedicadas a celebrar, interiorizar y tragar esa nueva y “verdadera independencia”. Así que, mientras hacía mis habituales tareas, estuve pendiente a lo que había en la televisión, dando algún vistazo a la pantalla, que mostraba el desfile militar en todo su esplendor. Por supuesto, al desfile escolar le dieron cero importancia. Por el contrario, todos los funcionarios Vip que lucían sonrientes ante las cámaras y posaban para selfies con sus adoradores, se retiraron mostrando no sólo descortesía, sino indiferencia y desprecio absoluto hacia el esfuerzo y dedicación de los escolares y sus maestros.

Busqué información sobre las marchas paralelas que se estaban realizando, las voluntarias, las de los ciudadanos opuestos a las actuales decisiones gubernamentales, a su falta de trasparencia, de compromiso con el Estado de Derecho, donde marchaban quienes señalan el fracaso de la “bitcoinización”, a un año de su obligada instauración. Esas marchas donde, tristemente, tantas y tantas familias reclamaban por la injusta detención de sus familiares y la posterior e inhumana falta de información sobre su salud y paradero. Pero ningún canal cubría estas demostraciones, mientras los medios oficiales transmitían hasta el último detalle del desfile militar. Gracias a las ediciones digitales de El Diario de Hoy, elsalvador.com y La Prensa Gráfica, pudimos constatar lo multitudinarias que fueron esas demostraciones de protesta contra el régimen.

Finalmente, por la noche, presenciamos el show en CAPRES: paseo de la familia reinante y su abundante seguridad, hasta llegar al podio en el salón de honor; fuera, en los jardines, batallones y banda de guerra en perfecta formación. Inicio con el Himno Nacional, pésimamente entonado. La Primera Dama se sitúa, en calidad de estatua viviente, al lado del Confeso Dictador. Toma asiento la concurrencia. Inicia el discurso con los saludos de ocasión.
¿Contenido del mismo? Interpretación rápida:

Ninguna explicación sobre nuestra difunta economía y cómo saldremos del atolladero.

Por 201 años hubo caos total en El Salvador, fuimos engañados y no fue hasta en 2019, y a partir de hoy, que gracias a mí se hizo la luz, la paz, la libertad, la independencia, la seguridad (y sigue).
La Constitución soy yo. ¿Y qué?
¿Vieron todo el poderío militar, al que tengo comiendo de mi mano? Por algo se los he mostrado.

Dios salve a El Salvador; ¡ayudémosle!

Empresaria.