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Día del Locutor

El locutor debe expresarse con pausa en el habla y con un español claro. Debe saber hablar con claridad y precisión, y estar al tanto de las nuevas normativas de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Por Carlos Alberto Saz

La locución salvadoreña está de plácemes porque este 1.° de noviembre celebra el Día del Locutor. De ese profesional de la locución, empleado en las estaciones de radiodifusión y televisión, que habla ante el micrófono para dar avisos, anuncios, noticias y toda clase de comunicados.


El pueblo salvadoreño, entonces, felicita a todos los locutores en su Día.


Sabemos que locución es una expresión, es un modo de hablar. Y en Lingüística es el conjunto de dos o más palabras que forman una única unidad funcional y semántica.


Locutorio es una habitación o departamento que, dividido, comúnmente por una reja, se destina en los conventos y cárceles para que los visitantes puedan hablar con las monjas o los presos.

En las estaciones telefónicas, oficinas y otros lugares, locutorio es el departamento destinado al uso individual del teléfono.


Recordemos que hace años en las oficinas de teléfono, en las ciudades, había un locutorio para que el visitante pudiera hablar.

El locutor debe expresarse con pausa en el habla y con un español claro.


Debe saber hablar con claridad y precisión, y estar al tanto de las nuevas normativas de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española. Un auxiliar valioso es el “Diccionario panhispánico de dudas”.
Por ejemplo, habrá de conocer que puede decirse período o periodo, médula o medula, róbalo o robalo (clase de pez), dínamo o dinamo, murciélago o murciégalo, carné o carnet, dominó o dómino, augurio o agüero, (juego de mesa), invierno o hibierno, y otras voces que se escriben o pronuncian de dos maneras.


Y tiene que pronunciar bien las palabras, por ejemplo: empleé (no emplié), deseé (no desié), moldeé, golpeé, aseé, peleé, infligir (no inflingir), infringir (no infrigir), irrumpir (no inrrumpir), etc.

Grandes locutores deportivos de antaño, como Carlos Escopeta Orosio, Rosalío Hernández Colorado y Miguelito Álvarez dejaron una brillante estela en el firmamento de la historia deportiva salvadoreña. Recordémoslos con cariño y admiración. ¡Sí, señor!

Maestro, psicólogo, gramático.

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