Lo que Dios quiere de ti

El llamado de Jesús se convierte en todo un programa de vida que desea realizar: daré, restituiré, compartiré... Esa es la actitud que debemos tomar los que deseamos escuchar como él las palabras de Jesús: “Hoy ha llegado la salvación a tu casa...”.

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Raquel Avoleván, Alejandra Costa, Luiza Manga y Alejandra Ochoa son algunas de las famosas que se han pronunciado contra la violencia infantil. Foto EDH / Instagram

Por Salvador Gómez

2019-10-11 6:02:04

El que verdaderamente está decidido a cambiar el rumbo de su vida personal o familiar no se conforma con arrepentirse de todo lo malo que ha hecho o a aumentar lo bueno que dejó de hacer.

La conversión verdadera es la que nos lleva hasta la entrega y el servicio.

Cuando Jesús manifestó a Zaqueo el deseo de quedarse en su casa. Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: “Daré Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien le devolveré cuatro veces más” (Lc 19,8).

Como vemos, Zaqueo no se conforma con decir: Perdóname,Señor, por todo lo que he robado, te prometo que no robo más; con lo que robé me alcanza. Su decisión iba más allá. El llamado de Jesús se convierte en todo un programa de vida que desea realizar: daré, restituiré, compartiré… Esa es la actitud que debemos tomar los que deseamos escuchar como él las palabras de Jesús: “Hoy ha llegado la salvación a tu casa…”.

¿Por dónde empezar?
Podremos empezar por darle gracias a Dios mediante breves períodos de oración, en diversos momentos del día (ejemplo: al despertar, antes de comer, al viajar juntos, al acordarse en las fechas de cumpleaños, aniversarios, etc.).
Luego participando activamente como familia en la Eucaristía dominical de nuestra parroquia.

Después de hacer esto, que es lo mínimo que se espera de un cristiano, damos dos pasos adelante cuando comenzamos a buscar con interés todo aquello que nos haga crecer en nuestro vida espiritual. Dedicamos tiempo para la lectura de la Palabra de Dios o de libros que nos la presenten con explicaciones sencillas, escuchamos con agrado la música o los mensajes que nos hablen de Dios y, sobre todo, nos unimos con otros hermanos que se reúnen para animarse mutuamente a perseverar en la fe, mediante el compartir de la oración, la Palabra y, sobre todo, de mostrarse mutuamente por medio del servicio, el amor que se tienen en Cristo Jesús.

Dios no se deja ganar en generosidad.

Hemos escuchado decir: “Dando es como recibimos”. Sólo los que tomamos la decisión de servir al Señor podemos experimentar la verdad y el alcance de esas palabras.

Nosotros nos ocupamos de las cosas de Dios y Él ya se ha ocupado y continúa ocupándose de las nuestras.

Predicador católico

Salvadorgomezoficial@gmail.com