El ciego, libre, sabio y cautivo amor

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El perro que era aparentemente sano, en abril comenzó a presentar mucosidad espesa en la nariz y dificultad para respirar. Foto de referencia Poxabay.

Por Carlos Balaguer

2020-07-29 8:21:37

¡El amor volvió a la vida cuando la vida volvió al amor! “El amor es ciego”, dice el adagio popular. Esto porque suele no ver raza, rostro, cultura ni religión. En el mejor de los casos ve el alma, la riqueza interior. Un ciego dirá “Nunca he visto el Mar Negro” porque en verdad éste no es negro sino de un azul profundo. Suele el amor llevarnos al paraíso. Por tanto es sabio. Es libre porque libera nuestro espíritu de las sombras y lo induce a la luz. A la vez puede ser cautivo porque coarta nuestro libre albedrio o –en algunos casos– se vuelve cárcel,
ya dulce o amarga. Concluiremos, pues, que el Amor es como lo interpretemos o lo que hagamos de él. ¿Cuántas cosas es el amor?, preguntaremos. “Es algo esplendoroso” –dice un viejo romance musical.
Se lo relaciona con el romance, apego, cariño, pasión, amistad y ternura. Quizá con la razón de vivir: amar la vida, al oficio, al semejante, a la familia, al compañero de vida o de viaje, a la
naturaleza, al arte y a Dios por sobre todas las cosas. Se lo confunde con lo útil, lo inútil y con la superación: el “amor” al triunfo, al poder, al dinero, a lo material, banal y superfluo del mundo. Otros le vemos como el prodigio que hace florecer la vida. (Las flores son el órgano sexual de la planta, según la botánica). ¡Llénate, pues, de Amor! El ánfora vacía no puede dar vino, miel, alegría ni felicidad. <palabrasbalaguer.facebook.com>