¡Silencio y pánico: amordazada confesión de una civilización de máscaras humanas! Más que usar preventivamente el antifaz de la epidemia, el mundo cubre las risas, palabras de amor, verdad y piedad que olvidó decir. Acechada por un invisible enemigo –surgido acaso en las probetas de un siniestro mago; de un castigo de la naturaleza o desde las sombras de la Historia– una letal criatura microscópica pone de rodillas a esta poderosa, brillante e impiadosa civilización. La misma que olvidó reír, vivir en paz y compartir el “Mundo Maravilloso” que nos fue otorgado en los albores de la Creación. El mismo que ha ensombrecido con la neblina tóxica de su “progreso” y con el fuego infernal de sus guerras genocidas. ¡Tan difícil obtener la felicidad y tan fácil perderla! –es la paradoja de la Humanidad. El canto de paz de Louis Armstrong es utopía: “Veo verdes árboles y rosas rojas que florecen para ti y para mí. Y digo para mí… ¡Qué mundo maravilloso! Veo cielos de color azul y nubes de blancura. El brillante y bendecido día, la oscura y sagrada noche y digo para mí… ¡Qué mundo maravilloso! Los hermosos colores del arco iris también están en las caras de la gente que pasa. Veo amigos estrechando sus manos y diciendo “¿Cómo estás? En realidad, dicen “Te quiero”. Oigo a niños llorar, los veo crecer y aprender mucho más que lo que yo nunca sabré y -¡Sí!- digo para mí… ¡Qué mundo maravilloso!” <palabrasbalaguer.facebook.com
Pandemia: La civilización enmascarada y su “mundo maravilloso”
2020-07-23 3:18:49