La mujer-leona y el antifaz del deseo

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El regreso a clases presenciales este 6 de abril de 2020 deberá hacerse con orden y cumplimiento de medidas de seguridad, para evitar contagios por COVID-19. / Foto EDH Jonatan Funes

Por Carlos Balaguer

2021-04-05 9:22:12

Al sol siguiente del carnaval, el anónimo actor volvía a encontrar en la alameda olvidados disfraces como partes de sí mismo. Entre ellos la sensual careta del amor. Aún la mujer-leona del circo -que tanto le amó- nunca llegó a ver desnuda su faz. Amada por el hombre y el antifaz -desconocido tanto el uno como el otro- comprendió que en verdad amaba a ambos. Creía que detrás de la careta había un ser humano realidad e ilusión; sueño y enigma. No la máscara que reía sino la risa enmascarada. “¿Quién eres, incógnito amante cuyo rostro ignoro? –preguntaba entre sus brazos la felina mujer de selvas lejanas. ¿Quién se esconde en los antifaces, me ama tierna y ardorosamente y luego -entristecido de haber muerto un poco en el amor- me cuenta al oído historias de la felicidad?” “La felicidad del hombre no es la misma del antifaz –respondía Mascarada. Es mejor que no llegues a conocer ni a una ni a otra. Una es de la máscara que ríe sin vivir y la otra del que vive de su reír.” Después de sus apasionados encuentros Mascarada volvía a la soledad del carromato. Aquel viajero vagón sobre las arenas de un desaparecido mar, recorriendo pueblos y desenmascarando multitudes. Porque éstas tenían también un rostro que esconder y otra risa perdida en su mirada de siglos. (XXXVI) <“La Máscara que Reía” de C. Balaguer>