El pequeño vencedor de "Río Coyote" conquistando la vida

Cierta vez, perdido en la jungla, un niño de siete años, habitante de las urbes, tenía que cruzar el “Río Apancoyo” (“Apan”: río; “Coyotl”: coyote). En lengua náhuatl: “Río Coyote”. El pequeño no sabía nadar. El río era profundo y caudaloso. Significaba un peligroso reto el intentar cruzarlo. En un extremo estaba el temor a morir; al otro lado, la vida. Vacilante y temeroso, se aproximó a la orilla. Fue cuando las manos del destino le empujaron desde atrás, haciéndole caer al agua. Su cuerpo se sumergió en la profundidad verde jade del torrente. “Nunca dejes que el miedo que venza” recordó en lo profundo. “¡Tienes que salir hasta la otra orilla!”. Y así fue. Airoso y triunfante llegó hasta allá, conquistando la vida. Aquel pequeño vencedor del Río Coyote es quien escribe estas líneas, después de largos años de perder y conquistar otras orillas. Porque aquellos que llegamos hasta aquí somos quienes venimos de vencer ríos caudalosos. Desde bebés sobrevivimos a fiebres, caídas… Luego toda una historia de luchas, triunfos y derrotas; fortuna y adversidades por vencer. Cierto es que faltan aún muchas batallas y… la última victoria. En el mismo río del coyote que nos aguarda en la anchurosa selva de nuestro destino. <de “Memorias en el Viento”>