La Cumbre de las Américas frente a los cambios de América Latina

“Construir un porvenir duradero, resiliente y justo” es la temática bajo la cual estará enfocada la 9a. Cumbre de las Américas que tendrá lugar en Los Ángeles. Y por cierto, se ha vuelto estratégica mientras América Latina ha cambiado en el transcurso de los dos últimos años. La covid-19 transformó los equilibrios políticos. Aumentó el nivel de pobreza, que alcanza el 32 % de la población latino-americana, aceleró los cambios en el continente. Después de un decenio de crecimientos económicos y de esquema liberal, de la mitad de los años 2000 hasta el 2014, la caída de los precios de materias primas, la poca diversificación de la economía, acompañaron una desaceleración que reforzó el trabajo informal, las fracturas sociales.

La covid-19 aparece dos años después del principio de la pandemia, como una especie de conclusión de un proceso que se traduce por cambios políticos fuertes cuando no son radicales; la desaparición de las solidaridades regionales en provecho de las lógicas nacionales. Chile, Perú, Argentina, Bolivia, Honduras, México cambiaron de rumbo político estos últimos años, mientras los regímenes nicaragüense o de Venezuela pudieron fortalecerse. En el Caribe, Haití aparece de manera trágica, como una forma de estado fallido.

La guerra en Ucrania acelera los riesgos : América Latina no quiere ser víctima de una lucha geopolítica que podrían librarse los Estados Unidos y China, con Rusia como pantalla de fondo. El Presidente argentino, Alberto Fernández, efectuando actualmente una gira por Europa, alerta sobre los efectos que podrían tener las sanciones internacionales tomadas contra Moscú, sobre la seguridad alimentaria y de energía de América Latina. El aumento del precio del maíz, de la soja y del trigo contribuye en realidad a aumentar los precios de los alimentos, es un nuevo peligro para un continente que aparece en el cruce de los caminos.

La Cumbre de las Américas tendrá lugar del 8 hasta el 10 de junio próximo, es decir pocos días antes de la segunda vuelta de la elección presidencial de Colombia, durante la cual se perfila una posible elección del candidato de la izquierda alternativa, Gustavo Petro. Ese país es un aliado estratégico de los Estados Unidos en materia de lucha contra el tráfico de drogas y financiaciones ilícitas. Por cierto, ha sido en Colombia donde fue asesinado, durante su luna de miel, Marcelo Pecci, el fiscal antimafia de Paraguay. Por su parte, países como México hacen prevalecer su ausencia en dicha cumbre si “países están excluidos”, haciendo referencia a Nicaragua, Cuba y Venezuela. Bolivia hizo eco a esa posición mientras Jair Bolsonaro, el Presidente brasileño, hace correr también la posibilidad de no asistir, con lo que manifiesta su descontento frente al agenda de la cumbre.

Una forma de flotación se hace sentir cuando esta cumbre tenía que aparecer como un momento especial al servicio de un diálogo continental esencial, en un momento tan particular de las relaciones internacionales bajo tensiones.

Con la covid-19, comercios ilícitos se reforzaron mientras los Estados fueron confrontados a gastos inéditos de apoyo económico y sanitarios importantes. La cohesión continental que fuese política, económica y social queda como un tema muy de actualidad con prioridades internacionales que pueden ser diferentes de las de los Estados Unidos, cuya alternancias de gobierno refuerzan la búsqueda de un multilateralismo que China supo aprovechar. Antes de la guerra en Ucrania, Rusia estaba logrando un regreso que hoy en día está parado.

Queda probado que la noción del “lidership” (liderazgo) en las Américas provoca reacciones de tensión reforzada por el regreso de izquierdas más radicales en el poder en varios países influyentes de América Latina. La Cumbre de las Américas de 2022 puede tener efectos contrarios a los que esperaban los Estados Unidos: subrayar la nueva diversidad de América Latina, que fuese política tanto como en su voluntad de diversificar sus enlaces internacionales con la voluntad de sobrepasar la crisis que atraviese.

La posición fuerte de las inversiones norteamericanas a pesar de todo en América Latina, inscribe una realidad económica contraria a las voluntades políticas latinoamericanas que inscriben sus posiciones bajo la noción de la “soberanía” e “independencia”. Se inscriben en momentos tensos de las relaciones internacionales, la Cumbre de los Ángeles puede transformarse en un infierno para todos en las Américas.