Las noches oscuras del alma

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Agentes migratorios detienen a una persona indocumentada en Estados Unidos. Foto de Archivo.

Por Cristina López

2019-06-24 5:45:44

Se ha ido volviendo cada vez más difícil, en estas eras de autobiografías digitales filtradas y versiones Photoshop de la realidad, hablar de lo que pasa en los momentos que no compartimos. A través de la ventana digital enseñamos al mundo nuestras sonrisas más llenas de dientes, nuestros días más soleados, nuestros mejores atuendos, los días de triunfo personal y éxito profesional. Y no tiene nada de malo. Nuestras audiencias hacen lo mismo y disfrutamos de su contenido digital de la misma manera que esperamos disfruten del nuestro.

Pero también a veces se vuelve fácil como audiencia pensar que la vida de los demás es sólo sonrisas llenas de dientes, días soleados, atuendos excelentes, triunfos y éxitos. Porque hay momentos, los que podrían describirse como “las noches oscuras del alma”, que no compartimos con el mundo. Quizás porque a través del rectángulo de nuestra ventana digital tan expertamente curada no caben las profundidades y complejidades de nuestro cerebro, tan parecido al de todo el mundo, pero tan único y específico en lo que a niveles y balances químicos se refiere. Donde una pluralidad de químicos influyendo incesantemente por dentro y por fuera de nuestras células nerviosas causan millones y miles de millones de reacciones químicas que terminan explicando nuestras percepciones, humores, y la manera en la que experimentamos la realidad. La vida, pues. O quizás porque a veces pensamos que como los trapos sucios que se lavan en casa, es de pésimos modales andar aireando lo íntimo y nos guardamos lo más oscuro, enterrándolo dentro por para que si

Pero ignorarlas no hace que desaparezcan. Y la acumulación de noches oscuras puede dañar irreversiblemente el alma hasta perder las ganas. Este junio se cumplió un año desde que la leyenda culinaria que era Anthony Bourdain decidió quitarse la vida. Bourdain era de todo: chef, reportero, aventurero, escritor. Fue su libro “Kitchen Confidential” lo que me convirtió en fanática del periodismo culinario y como tantos, su muerte me causó impresión. Nadie, más allá de su médico personal podrá con certeza decir si a Bourdain las noches oscuras del alma fueron lo que al final le empujaron a la decisión más triste y drástica de todas. Pero sabemos lo que Bourdain compartía con el mundo, a través de su propia autobiografía digital llena de aventuras internacionales y periodismo culinario. Y sabemos, porque algo de eso había compartido también, que incluso con esa vida que hasta él consideraba bendecida, a Bourdain la falta de salud mental le hacía sufrir muchísimo. Tim Carman, periodista culinario para Washington Post, compartió en una columna la semana pasada que fue el suicidio de Bourdain lo que lo motivó a él a compartir con sus audiencias y personas cercanas el diagnóstico de su propia depresión.

Cuenta Carman que Bourdain en un episodio de su serie de CNN “Partes Desconocidas” en el que visitó Argentina, compartió su experiencia con las espirales de depresión que duraban para él a veces días, diciendo “Nadie me va a extender sus simpatías, francamente. Tengo el mejor trabajo del mundo”. Su muerte prematura es evidencia de que ni el talento, ni la fortuna, ni el éxito profesional protegen de los tentáculos poderosísimos de la depresión. El sentimiento de desesperanza puede volverse a veces tan pesado que recuerda a los efectos que en las series de Harry Potter, tenían los dementores sobre quienes se encontraban a sus alrededores: la sensación de que no se volverá a ser feliz nunca. Me diagnosticaron depresión hace unos años y he tenido más de una noche oscura. La ayuda profesional y a veces medicamentos, nos sirven a quienes padecemos de este mal tan común pero tan poco discutido a que salga el sol otra vez. Pero como cualquier carga, es sólo cuando se comparte que se vuelve menos pesada. En honor a la memoria de Anthony Bourdain, ojalá que hagamos de la depresión menos un huésped silencioso del cerebro y más una condición común para la que existe ayuda.

Lic. en Derecho de ESEN, con maestría en Políticas Públicas de Georgetown University. @crislopezg