Las AFP y las parturientas

Históricamente, el elemento común que provoca el caos en las pensiones en términos de mal manejo, malos rendimientos y corrupción, se llama: Gobierno de El Salvador.

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Jorge Nieto hijo y su hermano Carlos hablaron con El Diario de Hoy. Foto EDH / Húber Rosales

Por Max Mojica

2019-12-09 5:45:59

El siglo XIX fue testigo de una epidemia que causaba la muerte de 1 de cada 10 parturientas, una tasa extraordinariamente alta si consideramos que actualmente es de 9 por cada 100,000 partos.

La causa de las muertes era la “fiebre puerperal”, que para entonces tenía un origen desconocido. Las embarazadas llegaban a los hospitales perfectamente sanas y saludables, pero posterior al parto presentaban fiebre acompañada de una serie de síntomas tales como pleuresía bilateral, pericarditis, peritonitis y meningitis. Lo curioso era que la sintomatología se presentaba únicamente en parturientas atendidas en hospitales, no en las atendidas por comadronas, ni en mujeres en condiciones de pobreza que daban a luz en su casa. Analizando las estadísticas y los hechos comunes entre los casos, el joven médico Ignatz Semmelweiz, ayudante del director de la Maternidad General de Viena, se atrevió a emitir un dictamen: el problema estaba en los hospitales.

El hospital era el único elemento común que compartían las mujeres que padecían la “fiebre puerperal”. El joven médico descubrió la causa: los doctores no se lavaban las manos para atender a las parturientas; muchas veces, incluso las atendían inmediatamente después de practicar una autopsia, transmitiendo, vía contacto, gérmenes patógenos que acababan enfermando a madres y recién nacidos.

Determinada la causa, propuso una solución rápida y eficiente: todo médico tenía que lavarse las manos concienzudamente cuando pasara de un procedimiento a otro; de esa forma se evitaba que se transmitieran enfermedades de paciente a paciente. Mediante la aplicación de ese simple y barato procedimiento se salvaron miles de vidas de mujeres y niños, haciendo descender la tasa de mortalidad, casi a los niveles actuales.

¿Qué tiene que ver la “fiebre puerperal” con las pensiones? En que la solución del problema es igual de barata y simple; únicamente que los analistas primero tenemos que determinar la causa común que hace que las pensiones en El Salvador sean tan bajas, inadecuadas e insuficientes.

Históricamente, el elemento común que provoca el caos en las pensiones en términos de mal manejo, malos rendimientos y corrupción, se llama: Gobierno de El Salvador.

No importa quién sea el inquilino de Casa Presidencial, sea este de derecha o izquierda, civil o militar, cuando el Estado mete mano a las pensiones, la estructura se hace insostenible y el dinero se esfuma. Tan es así que hay déficit en las pensiones en el IPSFA, tal como hubo déficit en las pensiones administradas por el Instituto Salvadoreño del Seguros Social o en el difunto INPEP.

Pero, ¿por qué involucro al “Estado” cuando las AFP son privadas? Simple: así como los médicos transmitían gérmenes patógenos que enfermaban a una perfectamente sana parturienta, así el Estado transmite su ineficiencia a una potencialmente rentable estructura privada previsional. ¿Cómo? Debido a que el Estado tiene el derecho a exigir a las AFP que le presten dinero para subvencionar el presupuesto, reconociendo un mísero 1.5% de interés anual sobre los fondos que utiliza, ahora aumentado unos pequeños puntos porcentuales más, obligado por la pasada Sala de lo Constitucional.

¿Cómo vamos a tener pensiones “dignas” si el Estado se lleva mis ahorros para gastárselos y encima me paga una miseria de interés? Si el Estado aumentara la edad de retiro y dejara en paz mis pensiones, permitiendo que las AFP invirtieran mis ahorros en bonos y actividades de financiamiento —que a la vez que dinamizarían la economía— le brindarán rendimientos entre el 7% y el 10% anual (o más, dependiendo del apetito de riesgo), por lo que nuestros ahorros subirían como espuma para poderlos utilizar en una edad avanzada, cuando realmente se necesitan.

Los médicos del siglo XIX se resistían a creer que la “fiebre puerperal” era causada por ellos mismos por su falta de higiene y, ante la magnitud del problema, les parecía que la solución de “lavarse las manos” era “demasiado simple”. De igual forma, nuestros políticos se niegan a aceptar que el problema de las pensiones es un “exceso de Estado”, cuando el único elemento común que existe en su mal manejo, es precisamente ese: la intervención del Estado.

Dejar que las pensiones sigan multiplicándose como propiedad privada es una solución tan sencilla y barata, como lavarse las manos antes de atender un parto.

Abogado, master en leyes.

@MaxMojica