La singularidad

A nadie le queda la mínima duda de que en un futuro muy cercano el desarrollo exponencial de varias tecnologías con gran capacidad de disrupción del orden social va a generar algo que puede definirse como una singularidad

descripción de la imagen
La imprudencia de los motociclistas también ha contribuido a que se eleven las muertes de este tipo de conductores. FOTO EDH/ARCHIVO.

Por Manuel Hinds

2019-12-05 6:31:13

Kurzweil, un conocido futurólogo, ha aplicado este término al momento en el que las computadoras alcancen y sobrepasen la inteligencia humana, cambiando para siempre la realidad del mundo y la historia futura. Kurzweil ha predicho que esta singularidad sucederá muy pronto.
Hay gente que niega que las computadoras puedan algún día llegar a ser tan inteligentes como los seres humanos porque éstos tienen una cualidad, la consciencia, que todavía no se ha podido definir de forma clara, menos todavía emularla en una máquina. Pero esto es un detalle. A nadie le queda la mínima duda de que en un futuro muy cercano el desarrollo exponencial de varias tecnologías con gran capacidad de disrupción del orden social va a generar algo que puede definirse como una singularidad. Estas tecnologías —que incluyen la creciente conectividad que está a punto de lanzar el famoso 5G, la Internet de las cosas, la Inteligencia Artificial, la edición de los genes, la impresión en tres dimensiones para construir desde máquinas hasta edificios con instrucciones digitales, la robótica y la realidad virtual, para mencionar sólo algunas— van a crear un futuro que será muy diferente a nuestra realidad presente, un mundo mucho más complejo y mucho más exigente en términos de educación y conocimientos. Ese mundo se nos está acercando a una velocidad creciente y ya está tan cerca que ninguna planeación de nuestro futuro inmediato puede hacerse realísticamente sin tomar su dinámica en cuenta,
Como toda revolución tecnológica, ésta tiene dos filos. Bien aprovechada, puede ayudar inmensamente a resolver nuestros problemas de educación, salud y servicios públicos, pero mal usada, o simplemente ignorada, puede cortar carne hasta el hueso, y el hueso también, y resultar en un proceso de destrucción de nuestra economía y nuestra sociedad. Ese será el resultado en un mundo en el que conocimientos cada vez mayores se van convirtiendo en requisitos indispensables para generar valor en la producción. Con el resto del mundo ajustándose de esta manera a la revolución, los países que no nos ajustemos vamos a involucionar. Esto ya nos pasó durante la Revolución Industrial, cuando el valor de la producción de América Latina no sólo se quedó atrás de la europea sino que declinó cuando la pobre e ineficiente industria artesanal de la región fue sacada de los mercados por la industria mecanizada de Europa.
En el mundo de la nueva revolución tecnológica los seres humanos sin preparación y conocimientos—como la mayor parte de nuestra fuerza de trabajo—competirán contra máquinas cuya operación costará mucho menos que los salarios de pura subsistencia. El resultado sería un país con gente ya pobre que se volvería aún más pobre, con unos conflictos económicos, sociales y políticos como no los hemos conocido todavía.
Estos problemas, resultado de la falta de inversión en la salud y la educación de nuestra propia población, no se resuelven con estadios, ni con una biblioteca en una era en la que todos los libros del mundo están en el Internet, ni con proyectos de agua potable para el surfeo. El circo sin pan no sirve para nada. Es hora de que el gobierno, que presume de ser moderno y de preocuparse por los jóvenes, enfoque bien sus prioridades para sacar adelante a nuestro pueblo.
Este proceso, la necesidad de adaptarse a él y el desarrollo de herramientas de análisis para diseñar dicha adaptación son los temas de un seminario que la Singularity University, fundada por Ray Kurzweil y Peter Diamandis, está realizando en San Salvador bajo el patrocinio de la Fundación Rafael Meza Ayau. Es un tema que he tocado muchas veces en estas columnas, sin resultado alguno. Ojalá que los rumores de que hay una nueva revolución tecnológica y la idea de que tenemos que adaptarnos a ella lleguen esta vez al gobierno.

Máster en Economía

Northwestern University