La “Ruta de las Ratas”

Para que exista reconciliación y olvido debe haber primero justicia. Y para que haya justicia se debe conocer la verdad.

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Por Max Mojica

2019-06-10 5:10:08

Bajo la expresión la “Ruta de las Ratas” se conoció despectivamente al “Pasillo Vaticano”, que fue el nombre que recibió la ruta de escape de los jerarcas nazis, luego de su derrota en la Segunda Guerra Mundial.

Dirigentes como Franz Stangl, encargado del programa Aktion T4 que eliminaba enfermos terminales o con problemas mentales —“bocas inútiles” desde la perspectiva nazi—, logró escapar a Siria. El pasaporte falso con el que escapó de Roma, fue extendido por la Cruz Roja, en coordinación con la organización dirigida por el obispo católico Alois Hudal, quien desde el Vaticano, ayudaba a los oficiales del ejército alemán derrotado, así como a reconocidos jerarcas nazis, para que pudieran huir a Centroamérica, Suramérica o a los países árabes. Lamentablemente, no fue el único que pudo escapar gracias a esta ayuda.

Erich Priebke, líder de la Gestapo para Italia, conocido como el “verdugo de Roma”; Gustav Wegner, “la Bestia de Sobibor”, oficial de las SS encargado de clasificar a los judíos que bajaban de los vagones de trenes, para destinar a unos al trabajo esclavo y a otros para ser exterminados en las cámaras de gas; Klaus Barbie, oficial de la Gestapo, apodado el “Carnicero de Lyon”; Adolf Eichmann, alto oficial de las SS, quien fue el verdadero arquitecto del Holocausto judío. Otto Wächter, oficial de las SS, apodado “el verdugo de Cracovia”; Walter Rauff, oficial de las SS, apodado el “Asesino del Gas”, creador de las “cámaras de gas móviles”, para hacer más eficiente el proceso de extermino; Josef Menguele, “el Ángel de la Muerte”, quien con el cargo de Hauptsturmführer-SS, había llevado a cabo en los desdichados seres humanos encarcelados en los campos de concentración Auschwitz y Dachau, los más oscuros experimentos en seres humanos que una persona pueda imaginar.

Todos ellos (y muchos otros) lograron escapar temporalmente de la justicia, a través de la “Ruta de las Ratas”, recibiendo ayuda clave de importantes miembros de la curia católica, quienes organizaron el “Pasillo Vaticano”. Aún hoy se discute si el Papa Pío XII conocía y estaba al tanto de las actividades de apoyo al escape de criminales de guerra, pero la realidad es que todo esto se llevaba a cabo en el corazón del control administrativo del Vaticano.

No obstante su escape, la caza de nazis nunca se detuvo. La mayoría de ellos eventualmente fue descubierta y llevada ante la justicia humana, algunos a la edad de 70, 80 o más años. Las penas variaron: unos fueron condenados a muerte y otros recluidos en cárceles-asilos, en donde encontraron pacíficamente la muerte, luego de una larga vejez.

Muchos se preguntan ¿por qué no dejar en paz, a algunos ancianos por hechos sucedidos hacía más de 30, 40 ó 50 años? ¿Será que juzgarlos tanto tiempo después ayudaría en algo a resolver el pasado o darle alguna paz a las víctimas? Estas mismas preguntas se las hicieron al más famoso de los “caza nazis”, Simon Wiesenthal, quien contestó: “Los millones de personas asesinadas en los campos de concentración descansarán mejor cuando estas personas hayan comparecido en un tribunal”. Y es que la justicia deja de serlo cuando los acusados de crímenes permanecen en libertad y la verdad no sale a la luz.

En El Salvador, el primer acto del presidente fue eliminar de un instituto militar el nombre de un acusado de actos arbitrarios durante el conflicto armado. Eso es un paso. Pero ese acto debe estar acompañado de otros, como que se elimine desde ya y se prohíba en el futuro el nombrar calles y redondeles con los nombres de aquellas personas, militares y guerrilleros, combatientes y políticos, señalados por crímenes, complicidad de éstos o por haberlos ordenado, durante el conflicto armado.

Para que exista reconciliación y olvido debe haber primero justicia. Y para que haya justicia se debe conocer la verdad. Esto eventualmente ocurrirá y será lo que traerá paz a las víctimas del conflicto armado.

Abogado, máster en leyes. @MaxMojica