La Razón de Ser

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Foto: Internet

Por Ricardo Lara

2019-08-29 7:27:21

Difiere mucho de la razón de tener. Es el paciente la razón de ser del médico. Es en ese sencillo o lujoso y equipado consultorio donde cual obra de teatro se representa un diálogo entre dos actores y algunas veces tres o cuatro, uno es el médico que lucha con todo su ser para restablecer la salud del paciente y es el paciente o el familiar quien confía su vida en muchas ocasiones a un perfecto desconocido que lo único que desea es sanar.

En ese binomio está calcado el bien en todo su esplendor y es en ese paciente donde el médico entiende que trata ya no con un ciudadano común sino con alguien con más derechos que él mismo. Es en el paciente donde se debe enfilar toda nuestra buena voluntad, preparación y conocimiento para restituir una salud dañada, aliviar el dolor y en el caso más doloroso ser un apoyo incondicional a la familia del paciente.

Raro será el médico que no haya perdido una batalla contra la muerte, pero queda en su corazón que luchó con todo a su alcance contra todo aquello que afectó al paciente. Los tiempos revulsivos que vivimos desean que el paciente pierda tan divina categoría para convertirlo en un usuario, en un número más y eso no lo podemos permitir.

Pareciera que la tecnología va ganando la batalla y ya el paciente es alguien sin nombre, un ser humano robotizado para ser tratado fríamente pero esa batalla jamás la ganará la tecnología, jamás. Siempre el paciente fue, es y será la razón de ser y, por ende, debemos entender y ser tan respetuosos en esa magia que se da cuando se atiende a un enfermo en que es nuestra obligación mantener el sigilo médico en ese consultorio y dar lo mejor de nosotros. El médico honorable y ético no emite juicios a priori si el paciente pertenece a determinado estrato. No, el dolor y el sufrimiento no entienden de prejuicios sociales ni de estratos y debemos ser garantes de que el paciente reciba lo mejor de lo mejor, situación que en ocasiones puede representar un llamado de atención o un despido justificado para el patrón o un despido injustificado para el médico, pero no debe quedar un ápice de que se hizo todo lo que está a nuestro alcance cuando de salvar una vida se trata o, en el peor de los casos, aliviar el dolor.

Sin embargo, debe el paciente percibir el peligro cuando cae en las garras del mal médico, del que no tiene ética ya que de todo hay en la viña del Señor y, a pesar de ser una minoría, ¡cuánto daño causan al paciente! Es esa minoría que en el anonimato el paciente debe saber distinguir y, tal vez, mi señalamiento va para los que de lo público hacen su escaparate para llevárselo a lo privado.

Es deber del buen médico proteger a su paciente en todo aquello que se vea involucrado, cosas tan sencillas como referirlo a donde el paciente le corresponda dentro del sistema de salud. Es imperativo que el joven médico no sucumba al dinero y pierda el rumbo. Es ahí donde se debe evitar caer en esa fatal decisión. Al paciente se le está poniendo en contra de los trabajadores de salud, hay buenos y malos médicos, pero lo que existe mal en este país es el sistema de salud y hacen creer a la población que el sistema está bien y que lo que está mal es el médico, es el trabajador de salud y es a ellos a quien el paciente debe reclamar, debe demandar.

Pero bien, estamos a días de conocer la propuesta del presupuesto 2020 y allí veremos la realidad y el interés de cambiar las cosas por un mejor y eficiente sistema de salud. Si este presupuesto para salud queda igual, pues será no una nueva idea, será una mala idea. En el presupuesto está el horizonte de lo que puede ser no una medicina amarga si no una medicina efectiva.

De igual forma, una buena señal será ver un Consejo Superior de Salud Pública eficiente que facilite y no obstaculice la creación de más consultorios médicos, odontológicos y veterinarios, pues el Estado jamás podrá con todos los profesionales que este país tiene.