La muerte nos duele a todos, pero no es el final

“Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos. A los ojos de los insensatos están bien muertos y su partida parece una derrota. Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz. Aunque los hombres hayan visto en eso un castigo, allí estaba la vida inmortal para sostener su esperanza: después de una corta prueba recibirán grandes recompensas. Sí, Dios los puso a prueba y los encontró dignos de Él”.

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Por Salvador Gómez

2019-11-03 4:40:48

La muerte de seres queridos la sufrimos nosotros: el vacío, la ausencia, la soledad y los demás sentimientos son nuestros, se hacen más intensos porque somos egoístas, pensamos más en nosotros que en ellos. “Los que mueren están con el Señor”, libres de toda enfermedad, dolor, muerte y sufrimiento, “descansando en los brazos amorosos del Padre”.
San Pablo ilumina lo que estamos viviendo con estas palabras: “Tengo esperanza y estoy seguro de que no seré defraudado. Al contrario, no me cabe duda de que esta vez, como las anteriores, Cristo aparecerá más grande a través de mí, sea que viva o que muera. Cristo es mi vida, y de la misma muerte saco provecho. Pero veo que, mientras estoy en este cuerpo, mi trabajo da frutos, de modo que ya no sé qué escoger. Estoy apretado por los dos lados: por una parte siento gran deseo de largarme y estar con Cristo, lo que sería sin duda mucho mejor. Pero, pensando en ustedes, conviene que yo permanezca en esta vida… (Filipenses 1, 20-26).
Claro que para nosotros sería mejor que continuaran viviendo a nuestro lado, pero para ellos es mucho mejor estar en las manos de Dios: “Las almas de los justos están en las manos de Dios y ningún tormento podrá alcanzarlos. A los ojos de los insensatos están bien muertos y su partida parece una derrota. Nos abandonaron: parece que nada quedó de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz. Aunque los hombres hayan visto en eso un castigo, allí estaba la vida inmortal para sostener su esperanza: después de una corta prueba recibirán grandes recompensas. Sí, Dios los puso a prueba y los encontró dignos de Él”.
“Para Dios todos viven”…
“Dios no es un Dios de muertos. Para Él todos viven” (Le 20,38). Incluso morir es una forma diferente de vivir.
Cuando he tenido el privilegio de acompañar a los que lloran lo muerte de un ser querido he repetido palabras de un himno cristiano que aprendí desde muy joven en la iglesia y lo considero una de las mejores oraciones para ese momento…

“La muerte no es el final”
Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que, aunque morimos, no somos
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Cuando la pena nos alcanza
por un compañero perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la fe su esperanza.
En Tu Palabra confiamos
con la certeza de que Tú
yo le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
Ya le has llevado a la luz…

Salvadorgomezoficial@gmail.com