La mentira como método político

Aún no entiendo plenamente las razones por las que se activó la maquinaria mediática de Nuevas Ideas y de Casa Presidencial. Quizás no les gusta que alguien lidere efectivamente la lucha contra la corrupción

descripción de la imagen
Foto Archivo / Presidencia

Por Juan Valiente

2020-01-21 6:35:30

En la política nacional es común que para responder a una demanda, acusación o crítica se ataque al mensajero y no se responda el mensaje. Los ataques personales o familiares pretenden desacreditar o deslegitimar a la persona que hace la crítica para desmerecer el fondo del asunto. En mis clases de filosofía hace más de 40 años aprendí sobre lógica aristotélica y los argumentos o falacias ad hominem. Dice en www.retoricas.com, “la falacia Ad Hominem o ataque personal es una falacia que consiste en atacar a la persona que emite un argumento, desacreditándole para que los demás no lo tengan en consideración”.
Recientemente en Nuestro Tiempo decidimos tomar dos acciones políticas, porque nos pareció que había suficiente evidencia o prueba para proceder haciendo uso de la institucionalidad del Estado. En diciembre interpuse una solicitud de acceso a la información pública ante el Viceministerio de Justicia y Seguridad Pública y la Dirección General de Centros Penales. Por su negativa de reportar a los ciudadanos quién había pagado los viajes del viceministro Osiris Luna, procedí a apelar al Instituto de Acceso a la Información Pública.
Y en enero, Aída Betancourt y Héctor Silva Hernández pusieron una demanda ante el Tribunal de Ética Gubernamental en contra del diputado Guillermo Gallegos por la contratación de doce familiares en la Asamblea Legislativa. Todavía no entiendo plenamente las razones por las que se activó la maquinaria mediática de Nuevas Ideas y de Casa Presidencial. Quizás no les gusta que alguien lidere efectivamente la lucha contra la corrupción o que nos hayamos metido con un funcionario de este gobierno o con un conocido diputado del partido al que está afiliado el presidente Bukele.
Nuestro Tiempo nunca ha estado de acuerdo con negociar sus principios. Allí nos tienen en la Junta de Vigilancia Electoral (JVE) sin presupuesto ni dietas para nuestros representantes, una clara resistencia a cumplir la ley, solo porque hemos denunciado posibles abusos de los recursos públicos. Mucho le ha costado ya al país la corrupción y el despilfarro (todos esos privilegios indignos de los servidores públicos) para seguir jugando con las mismas reglas.
Antes las acciones de Nuestro Tiempo, Walter Araujo, Ernesto Muyshondt y también el presidente Nayib Bukele comenzaron a atacar acusándonos falsamente de prácticas ilegales y a todas luces inmorales. El presidente dijo que “uno de los denunciantes, un exdiputado de ARENA, tenía diez personas contratadas, de las cuales ninguna llegaba a trabajar”. El alcalde Muyshondt al unísono dijo que yo era de sus excolegas el que más plazas fantasmas tenía, como si lo normal fuera tener dichas plazas y se tratara nada más de un tema de cantidad, no de justica y de legalidad. Usan mentiras como método político para desacreditarnos como denunciantes y para restarnos credibilidad.
Tuve seis empleados en mi equipo de trabajo (el listado completo fue publicado a inicios del año 2016) y una breve revisión de mi página en Facebook para chequear los informes de rendición de cuentas es suficiente para demostrar la falsedad de esas acusaciones. ¿Qué une a políticos como Araujo, Muyshondt y Bukele en una campaña de desprestigio cuando hacemos acciones políticas en contra de la impunidad y de la corrupción?
¿Qué gana un político como Muyshondt que afirma en el código de ética de su partido que se rigen “por estrictos valores de honradez y decencia en el ejercicio de cargos públicos, en todas las actividades políticas y en nuestra vida privada”? ¿Por qué le incomoda tanto que prefiere apostarle a la mentira? Prefiere unirse a las fuerzas que promueven la impunidad y no nos dejan saber quién pagó el viaje de Osiris Luna, prefiere unirse a las fuerzas que promueven el nepotismo en las contrataciones del Estado que luchar con nosotros para acabar con dichas contrataciones en la Asamblea Legislativa.
El Salvador merece mejores políticos. Es tiempo de que los ciudadanos capaces y honestos den el paso a participar en la política nacional. Por más que nos ataquen, Nuestro Tiempo no va a parar de denunciar y luchar contra la corrupción.

Director de Asuntos Políticos de Nuestro Tiempo