La enseñanza de mi amigo Cadú

Busquemos siempre la oportunidad de respetar a todos los seres vivos y enseñemos a nuestros hijos a amar a una mascota

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Tom Brady # 12 de los New England Patriots lanza un pase contra los Tennessee Titans en el juego de la AFC Wild Card Playoff en el Gillette Stadium el 04 de enero de 2020 en Foxborough, Massachusetts. Los titanes ganaron 20-13. Foto AFP / Maddie Meyer

Por Jonathan Navarro

2020-01-04 9:58:47

En las últimas semanas se habló sobre la importancia de luchar contra el maltrato a los animales, y es que a veces parece que creemos que por tratarse de seres que no saben hablar están vacíos de sentimientos y sensaciones. Hoy quiero compartirles una historia del libro de Alexander Caber que describe de una forma muy particular lo que una mascota en realidades.

“Yo tengo un amigo que se llama Cadú. Lo encontré una tarde de verano, cuando al calor de la temporada era más avasallador. Él estaba solo y abandonado. Al verlo, me sentí identificado con él, pues estaba aterrado, no sabía que esperar de mí, si rechazo o afecto. Entendí al verlo que la “lógica” de un perro es tan simple como entender que hay personas que te quieren y otras que te rechazan, y si a ellos los quieres, ellos te aman, y si a ellos los rechazas, ellos te evitan. Desde entonces Cadú es mi amigo, no es un perro listo ni limpio, tampoco sosegado, sino más bien muy inquieto, pero es, como todos los perros, incondicionalmente fiel.

¿Qué puede haber de diferencia entre un perro y una persona cuando te fijas únicamente en su interior? Buscamos compañía y afecto, necesitamos alimentarnos, hacer ejercicio, dar paseos. Nos gusta estar al lado de las personas que amamos, defendemos lo que queremos con total desprendimiento; sabemos distinguir el amor del odio, nos gustan los juegos y disfrutamos de las risas; podemos llegar a ser muy cariñosos, y muy valientes. En fin… hay mucho en común, si miras únicamente el interior.

Cadú espera en casa todos los días a que yo vuelva y no le interesa nada más que volverme a ver para estar conmigo. Me recuerda a la añoranza que puede tener un niño cuando espera en casa a que vuelvan sus padres de trabajar.
Cadú es así: cuando me enfermo, no hay nada que lo haga separarse de mi lado, como si creyera que es su obligación cuidarme; es muy parecido al amor de un padre al ver a un hijo enfermo.

Cadú siempre quiere estar a mi lado. Si por el fuera, iría conmigo incluso a trabajar; es un poco celoso, y así lo demuestra cuando alguien se acerca a mí, y también es muy protector, pues teme casi de todo el mundo que se me acerca. Cuando veo a Cadú, siento que se parece una novia, que solo desea tener a su lado a quien ama, con rabietas y celos, pero con la honestidad de saber que lo hace porque eso la hace feliz.

A Cadú le gusta ir al parque, correr conmigo, verme reír con sus ocurrencias, no le importa si eso dura cinco minutos o muchas horas, las gotas de tiempo jugando pueden llegar a ser todo para él. Es como ver a un padre trabajador, al que le restan unas pocas horas de sus días, y que las dedica a su hijo con la alegría y emoción que un padre impregna en sus juegos.

Tener de amigo a Cadú me ha hecho entender que su amistad es algo muy parecido al amor de un hijo, de un padre, de una madre e inclusive de una novia. Porque para entender la complejidad de las cosas, basta con ver únicamente el interior”.

Quien tiene una mascota sabe que es así son seres a quien puedes amar, y quienes te aman. Como dijo alguien: “Yo tengo una mascota que levanta sus orejas cuando me escucha decir el nombre de una persona en especial”.

Busquemos siempre la oportunidad de respetar a todos los seres vivos y enseñemos a nuestros hijos a amar a una mascota. Y es que quien tiene la compasión de amar a un ser tan desigual es capaz de desarrollar sentimientos auténticos por sus semejantes.

Instagram: jnavarro_abogado