Si observamos cómo un niño instintivamente aprende cosas sin que le expliquemos paso a paso, por ejemplo, cómo hablar, nos damos cuenta del instinto y gran capacidad de aprendizaje con la que nacemos. He visto niños que gateando se acercan cuidadosamente a una pared y ellos solos se paran, se giran observan el entorno y dan sus primeros pasos, se caen y se paran y a partir de ese momento, cambia su perspectiva del mundo. Imagine cómo ve un niño su entorno gateando… Como no levanta la cabeza, todo lo ve aun máximo de treinta centímetros de altura, y al pararse, como se eleva su punto de visión, de repente todo es más grande y él inmediatamente reconoce su entorno. Y así, desde niños, vamos aprendiendo muchas cosas todos los días.
Conozco el caso de niños que desde pequeños el padre les habló en alemán y la madre en español y desde que empezaron a hablar distinguen los dos idiomas. Imagine cómo un niño de cinco años aprende a que las cosas tienen dos nombres y cuando habla, combinar el orden de las palabras con la gramática de cada idioma. Por ejemplo, con los números. En español para expresar 44 unidades se dice “cuarenta y cuatro”, primero las decenas y después las unidades y en alemán “vier und vierzig”, que traducido literalmente es, cuatro y cuarenta, primero las unidades y después las decenas.
Cualquier persona puede aprender otro idioma, por difícil que parezca. Todo depende de la necesidad, conveniencia y convencimiento de que lo podemos hacer.
Durante mis estudios de secundaria aquí no fui muy bueno aprendiendo inglés en el plan básico, ni francés en cuarto y quinto curso de bachillerato… Cuando se me presentó la oportunidad de estudiar en Alemania, durante el curso de alemán tuve que esforzarme para aprender a entender un idioma completamente diferente al español… Pero me propuse hablar alemán como los alemanes, manejar un léxico muy amplio y en 1974 estoy seguro de que hablaba mejor alemán que español, incluso me sometí al examen estatal de traductor técnico simultáneo y lo aprobé… En la escuela de ingenieros había clases de inglés con el vocabulario y acento europeo. Como los conocimientos básicos del inglés que aprendí los había olvidado, lo que se hoy del inglés, lo aprendí en clases de inglés para estudiantes alemanes.
Pues lo mismo lo puede hacer cualquier persona que se lo proponga… Desde entonces sé que lo más importante para aprender cualquier cosa es descubrir que uno es capaz de hacer todo lo que se proponga, por la propia naturaleza y capacidad de aprendizaje que instintivamente tenemos.
¿Y entonces de dónde viene la mediocridad y las conductas inapropiadas de cosas que se sabe cómo hacerlas y se hacen mal? ¿Es que se ha perdido la capacidad de aprender? ¿Es que se ha perdido la motivación por hacer las cosas correctamente? ¿O es que sin darnos cuenta sustituimos los buenos por malos hábitos?…
Fíjese, de la misma forma que todos saben que rojo significa “STOP” y muchos se lo pasan, sucede con otras conductas en casi todos los ámbitos…
Quizás la solución sea re-encontrar, cada uno, las razones y motivaciones para subir conscientemente nuestra autoestima para actuar con más humanidad en el ámbito y entornos personal, familiar, social y profesional y descontaminarnos de los malos hábitos que conducen a la mediocridad con que se hacen y asumen las cosas sin inmutarnos.
Todo cambiará, si cada uno aplica correctamente lo aprendido… ¡Lo que tenemos es consecuencia de como somos y somos como nos comportamos!… ¿Se puede?… ¡Si se quiere, sí!
Pedro Roque
pedroroque@metodpr.com