Apocalipsis y apocalipticismo

En el caso del Apocalipsis, se trata del libro bíblico con un género literario específico, la Apocalíptica como la Revelación de Dios, que debe diferenciarse claramente del apocalipticismo como variedad popular, creada con la finalidad de explotar diferentes situaciones relacionadas con el fin del mundo.

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Imagen de referencia, una ambulancia de Médicos Sin Fronteras fue atacada por supuestos pandilleros en Ilopango . Foto EDH / Archivo

Por Mario Aguilar Joya

2020-08-08 9:35:40

“Apocalipticismo” es un término que aún no es aceptando por la Real Academia de la Lengua Española y por tal razón no aparece su definición en dicho diccionario. Sin embargo, como bien precisa el experto teólogo L.L. Thompson especialista en género apocalíptico, quien se atreve a definir el Apocalipticismo como “los aspectos sociales del apocalipsis”, es un concepto que ronda a la humanidad desde que tenemos memoria. Este dato nos confronta con un término que se ha usado desde la época antigua por lo que se ha vuelto de uso relativamente común, que ha buscado y anidado su espacio en la cultura popular y que se ha recalcado en las películas y libros como un género que produce mucho valor económico.
“Apocalipticismo” es la creencia de que el fin del mundo está cerca y hace que la población tenga la tendencia de explicar los diferentes eventos a su alrededor como una señal inminente del fin. Este fenómeno se ha experimentado desde el principio de la historia, cuando la humanidad empezó a llevar cuenta de los días; así en cada ocasión que se acercaba el final de un siglo, un milenio o la mitad del milenio, las personas pensaban que el fin del mundo estaba cerca. Entre otras muchas fechas, se acentuó en el 2012 con llegada del fin del mundo según el Calendario Maya, el cual fue publicitado extensamente.
En su libro “Apocalipticismo: Creencia, Duda, Fascinación y Temor al fin del mundo”, el autor y teólogo Raúl Zaldívar menciona el término y hace referencia a la explicación de la lingüista y especialista en gramática española, Hilcia Hernández Suazo, quien indica que si nos referimos “desde el punto de vista morfo-semántico cabría formar derivado con los sufijos … al adjetivo ‘apocalíptico’ (apocalipticismo y apocalipticista)”, tendría congruencia aceptar y darle significado a este término, tal como se ha señalado anteriormente.
Sin embargo, a pesar de este esclarecimiento, no debemos confundirlo con el termino original “Apocalipsis”, cuya verdadera traducción es “Revelación” del griego “apokálypsi”. Así es como el libro de Juan llamado “El Apocalipsis”, también se conoce, la “Revelación de Juan”. Que adquiere su nombre de la forma en que inicia el escrito: “La Revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”. (Apocalipsis 1,1 Versión Reina-Valera).
Fue Juan el escritor del Apocalipsis, el primer autor del Nuevo Testamento en usar este término, que reflejaba la situación religiosa en el periodo de transición judeo-cristiana de donde se deriva también “apocalíptico” en referencia a lo relacionado con la Revelación. A todo el género literario se le conoce como “Apocalíptica”. Y a partir de finales del siglo I, se convertiría en un género literario bíblico, caracterizado por metáforas, simbolismos y alegorías que tienen como finalidad la revelación de uno o varios mensajes de origen divino, invariablemente los designios y manifestaciones de Dios. De un Dios Bondadoso y Misericordioso que no busca la destrucción sino la redención de la humanidad.
“Dantesco”, por otro lado, es un vocablo que describe de mejor manera lo que está sucediendo en la actualidad. Este término muestra la relación que existe con el escritor Dante Alighieri y por supuesto con su obra la Divina Comedia. Además, Dantesco es la expresión con la que usualmente nos referimos para describir una situación que supera nuestro temor, llegando a los límites del terror y en ocasiones sobrepasándolos. Esto es así, probablemente, porque lo relacionamos con el letrero que Dante Alighieri describe se encuentra en la entrada al infierno: “Acá muere toda esperanza”. En otras palabras, Dantesco nos confronta con el temor y la pérdida de la esperanza, binomio de emociones que son en sí mismas catastróficas.
Desde el inicio de la epidemia, hasta la transformación en pandemia, con los aciertos y desaciertos de los países de medir los tiempos adecuados de cuarentena en cada población afectada, nos hemos visto enfrentados con eventos Dantescos: Más de 10 millones de afectados a nivel mundial, el énfasis en el reporte de los fallecidos antes de mostrar la información de los recuperados o los sobrevivientes, la dificultad para encontrar medicamentos o camas en hospitales a nivel mundial, la renuencia de muchos sobrevivientes a donar plasma para los enfermos activos o peor aún el intento de venta del plasma convaleciente a los pacientes críticamente enfermos (sin duda estos últimos pacientes deben haber pedido a Dios su ayuda para salir de su crisis, pues no existen ateos entre los enfermos críticos en un hospital. ¡Qué corta es la memoria cuando ya no estamos enfermos!). Estos ejemplos nos muestran escenas sin duda dantescas para las que nadie nos había preparado. Y lamentablemente, nos revelan más sobre la naturaleza humana que de la Revelación Divina.
Toda esta información se vuelve necesaria, pues debemos ser claros en diferenciar y respetar cuando nos referimos a apocalipsis y a lo relacionado con apocalipticismo.
En el caso del Apocalipsis, se trata del libro bíblico con un género literario específico, la Apocalíptica como la Revelación de Dios, que debe diferenciarse claramente del apocalipticismo como variedad popular, creada con la finalidad de explotar diferentes situaciones relacionadas con el fin del mundo.
Explicación necesaria con la finalidad de que no se tergiversen los significados y sobre todo, con el propósito de “no torturar” a los términos ni a los textos bíblicos para que digan lo que nosotros pretendemos y no lo que en realidad significan de acuerdo a su origen etimológico y a lo que los autores originales intentaron comunicar.

Doctor en Medicina y Teología