“La Bestia”

¿Y para qué esa desaventura? Hay quienes que por buscar una vida mejor, otros por volver a ver a un familiar, y otros por huir de las amenazas de los pandilleros. Pero todo se resume por falta de oportunidades.

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Albert Camus (1913-1960). / Foto Por EDH-AFP

Por Jonathan Navarro

2019-05-19 4:05:51

La Bestia” o “el tren de la muerte”, como algunos le llaman, es la conocida máquina que transporta a miles de migrantes en un viaje que para todos es una auténtica pesadilla con el propósito de alcanzar un sueño, un sueño que hace muchos años dejo de ser. Pero, ¿por qué alguien transbordaría “el tren de la muerte”? Lo cierto es que, pese a que ya no sea un tema de actualidad, las caravanas de migrantes a Estados Unidos, el suplicio de abordar a “la Bestia”, no se ha disipado ni un poco, como si lo ha hecho la difusión de la noticia. Y es que, desde hace mucho tiempo, la pesadilla de abordar “la Bestia” es la realidad de muchos salvadoreños.

Un hombre de cincuenta años de edad, que durante su vida ha tratado de ser productivo, incapaz de encontrar un empleo que le permita dignificar su esfuerzo, como buen emprendedor se vuelve microempresario, aprovecha sus dones para crear sorbete artesanal y con un pequeño financiamiento comprar su refrigerador, un carretón, y logra así, con el sacrificio que solo el conoce, sacar adelante a su familia.

Un día, después de leer en las noticias que viajan cientos de salvadoreños rumbo a Estados Unidos, le comunica a su esposa que seguirá los pasos de ellos, que ha conocido a una persona que le asegura que por pocos dólares logra llevarlo a ese sueño.

El día ha llegado y todo comienza en la fría madrugada de esta ciudad; su esposa desconsolada lo despide y su hijo, con la fortaleza que su madre necesita, le desea suerte. Apurado toma el primer autobús en compañía del hombre que le vendió la idea, pero con mezquinas intenciones de quien solo le importa el dinero.

Después de las primeras setenta y dos horas el hombre se ha comunicado dos veces con su esposa y todo marcha conforme lo prometido; pero la tranquilidad de su familia desaparece cuando se cumplen ya ocho días sin escuchar de nuevo su voz. Y mientras su esposa ruega a Dios por que se encuentre bien, el hombre ya subido en la bestia comprende que no es una pesadilla, sino algo peor, y se aferra a las vigas del tren como un náufrago a la orilla, y con terror ve cómo los que intentan saltar de vagón caen para ser cercenados en los rieles. Y de repente escucha que es hora de bajarse del tren y se lanza con el tren aun en movimiento. La caída lastima su pierna, y es cuidado por las demás personas que lo acompañan, entendiendo que tarde o temprano ellos necesitarán quien les ayude también. El hombre que ya no tiene en su mente ni el sueño que persigue ni a la familia que dejó, solo visualiza su futuro viendo su cuerpo en el desierto como los cadáveres que ha visto en el trayecto. Y al llegar a su destino, con una pierna lastimada y temiendo lo peor, lo reciben los agentes de Migración, quienes le ofrecen como mejor plan firmar su deportación. El hombre, sin fuerzas, firma un papel que le garantiza volver con su familia, y es así como, con treinta libras menos, más de un mes lejos de su familia, con el drama de enfrentarse al sistema de salud para sanar su pierna e impedido para trabajar por lo delicado de su salud, vuelve donde todo empezó.

¿Y para qué esa desaventura? Hay quienes que por buscar una vida mejor, otros por volver a ver a un familiar, y otros por huir de las amenazas de los pandilleros. Pero todo se resume por falta de oportunidades. Pero aun con eso, quienes han abordado “la Bestia” y sobrevivido a ella aseguran que no fue una mala decisión. Y es que, pese a dejar sus vidas atrás, la sensación de vivir con miedo e inseguridad les hace sentir como si la peor bestia fuera la que dejan y no la que abordan.

Abogado Instagram: jnavarro_abogado