Este es el tipo de frases que padres sin visión responderían a su hija cuando ella, con un poco de timidez, abriera su corazón para expresar sus sueños de ser diseñadora, o arqueóloga o ingeniera nuclear. Por el contrario, unos padres con visión —como los míos— dirían: “Claro que sí hija. Vos tenés capacidad para eso y muchísimo más”.
Yo siempre tuve sueños extraordinarios. En el colegio muchas se quedaban con la boca abierta cuando yo les contaba que quería volar y ser astronauta, especialmente cuando entendían que yo no estaba bromeando.
Yo tengo una mente muy curiosa y uno de los grandes misterios para mí ha sido el vasto universo en el que vivimos. Siempre he pensado mucho en el cielo y las estrellas y la complejidad del cosmos. De hecho, mi nombre tiene orígenes galácticos.
Mi futuro comenzó a construirse en mi niñez y adolescencia. Sin darnos cuenta, mis hermanos y yo éramos extremadamente afortunados de tener padres que siempre miraban la vida con optimismo. Por suerte para los seres humanos, nuestro subconsciente parece estar despierto en todo momento. En especial dentro de la casa, observando el comportamiento de nuestros papás, su trato para con nosotros y el tipo de palabras que utilizan. Esta habilidad me permitió asimilar y adoptar frases, pensamientos y comportamientos similares al de ellos.
Mi papi nació en La Unión y mi mami en Morazán. Ambos crecieron con mucha limitación económica, pero al conocerse desataron una fuerza de cambio que los enlazó espiritualmente para desarrollar una riqueza emocional sin igual. Aunque la pobreza material continuó durante nuestra niñez, nosotros éramos millonarios en amor. Ese amor iluminó nuestra casa desde que mis hermanos y yo nacimos. El día que mis papás se sintonizaron con la misma frecuencia de amor, mi fantástico futuro se comenzó a materializar.
He alcanzado todos los sueños que tenía y los que no sabía que tenía. Estoy muy agradecida de tener padres que han visto más allá de su entorno; padres que tuvieron una guía divina y que me brindaron enseñanzas atípicas.
Aparte de los valores morales y el amor a la familia, me inculcaron no limitarme por el lugar donde nacimos ni por la falta de dinero. Una de las claves que más impacto tuvo en mi vida fue que me enseñaron a creer en Dios y en sí misma. De hecho, uno de mis primeros logros fue justamente esto, entender que todos podemos alcanzar nuestras metas porque todos somos ciudadanos del mundo. Crecí con mucha autoestima, confiando que todos somos hijos del Dueño de todo. Aprendí a vivir ¡sin límites!
Si sos una persona joven y, al igual que yo, tenés papás como los míos, dale gracias a Dios, porque de seguro ya estás encaminado a ese futuro que querés y ya alcanzaste muchas de tus metas. Si no tenés padres así, no te desanimés y acordate de que sos hijo del Dueño de todo y, por tanto, el mundo es para vos.
Si sos padre o madre de familia y a vos te criaron de una manera que no te gustó, te invito a cambiar el ciclo en tu hogar. Adoptá nuevos comportamientos y formas de pensar. Te invito a vivir de forma consciente. Regalale las mejores palabras y frases a los más pequeños de tu casa; frases que a vos te hubiera gustado escuchar de la boca de tus papás.
También te invito a luchar por tus propios sueños. Cuando te sentís realizado y feliz, felicidad es lo que vas a dar. ¡Ánimo!
Ingeniera Aeroespacial y piloto comercial | Autora del libro ¡Sin Límites! Contacto: librosinlimites.sv@gmail.com Instagram: @sin.limites.sv