Jesús asumió el dolor y la soledad y con Su presencia y con Su palabra quiere llenarte de paz. “Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación, Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo.”, nos dice en el Evangelio de San Juan.
Medita también las palabras que para ti han escrito los pastores de la Iglesia. Podemos tratar de limitar el sufrimiento, luchar contra él, pero no podemos suprimirlo. Precisamente cuando los hombres, intentando evitar toda dolencia, tratan de alejarse de todo lo que podría significar aflicción, cuando quieren ahorrarse la fatiga y el dolor de la verdad, del amor y del bien, caen en una vida vacía en la que quizás ya no existe el dolor, pero en la que la oscura sensación de la falta de sentido y de la soledad es mucho mayor aún. Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante e! dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito.
¡Ánimo! Que Dios llene tu corazón de paz, para que aceptando tu soledad con dignidad puedas asimilar, madurar, crecer, aun en medio del dolor y levantarte como una persona más fuerte, humilde y capaz de comprender eí sufrimiento de otros. “También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado”, dice Pablo a los Romanos.
“Porque yo sé muy bien lo que haré por ustedes: les quiero dar paz y no desgracia y un porvenir lleno de esperanza -palabra de Yavé”. (Jer 29, 11)
Predicador católico
Salvadorgomezoficial@gmail.com