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Con el pueblo iraní

Ayer, 25 de noviembre, se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Es una celebración importante para aumentar la consciencia pública sobre este fenómeno tan grave y a la vez tan común

Por José María Sifontes
Médico siquiatra

El pasado 13 de septiembre una jovencita de apenas 22 años salía de una estación del metro en Teherán. Fue arrestada por la Policía Moral iraní, o Gasht-e Ershad, por el terrible delito de no portar el velo como lo establece la ley. Masha Amini, así se llamaba, fue encerrada y golpeada con garrotes por sus carceleros. Murió tres días después. El “reporte oficial”, como suele ocurrir en países donde la trasparencia y la responsabilidad del Estado tienen menos valor que una cáscara de cacahuete, encubrió en lugar de aclarar, indicando que la muerte fue debida a un súbito paro cardiorrespiratorio. Primer “fallo” de las autoridades. Poner paro cardiorrespiratorio como causa de muerte es erróneo pues toda persona que muere lo presenta. En el final de la vida siempre hay un paro cardiorrespiratorio, sea cual sea la causa de la muerte. La familia de Masha no se tragó el cuento y tiene evidencia de que dicho paro fue consecuencia de traumas múltiples o vapuleo.

La muerte de Masha encendió la chispa que ahora tiene a Irán en llamas. Meses después las protestas no han parado. Manifestaciones gigantescas ocurren casi a diario. Como acto simbólico las mujeres queman su velo y se recortan el cabello, otra prohibición en la ley. El mundo libre se solidariza con los manifestantes iraníes e imita sus actos simbólicos. ¿Qué hace el régimen de los ayatolás? Pues lo usual que hacen todos los regímenes autoritarios y despóticos, intentan reprimir la protestas a sangre y balas. Los soldados disparan indiscriminadamente a los manifestantes. Abundan los arrestos y las penas de muerte. Las cárceles están en su máxima capacidad. También hacen otra gracia que es típica, culpan de los desórdenes a los Estados Unidos y a Israel. “Desde ya hacemos responsables de estar detrás de los disturbios a los Estados Unidos, que financian a grupos desestabilizadores”. Ese guion tan repetido de buscar enemigos y echarles la culpa se ha vuelto clásico. Lo que no deja de llamar la atención es la falta de originalidad y que haya personas que lo creen.

Algunos justifican hechos como este diciendo que son sus costumbres y que sólo siguen los preceptos de su religión. Lo interesante del caso es que el Corán, aunque sí establece ciertas normas en el vestir, no es tan extremo en sus exigencias. Son los fanáticos los que llevan las situaciones al extremo, haciendo creer que siguen los mandatos divinos. A los líderes despóticos les conviene tener a la población sometida y con miedo, y usan la religión para tal fin.

Lo que ocurre en Irán ocurre en muchas partes del mundo, aunque las características cambien de acuerdo con la geografía e historia. Se trata con violencia a las consideradas minorías, que pueden ser por género, raza, creencias, estatus social. El desprecio hacia los que no comparten las ideas es otro ejemplo. A los líderes despóticos les gusta pensar por los demás, no toleran el disenso ni la crítica. “No puedes pensar diferente, o mejor aún, no pienses”, parecen mandar.

Ayer, 25 de noviembre, se celebrró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. Es una celebración importante para aumentar la consciencia pública sobre este fenómeno tan grave y a la vez tan común. La violencia contra la mujer debe ser reconocida y atacada con toda la energía y los medios posibles. Casos como el de Masha Amini no pueden ser tolerados.

Médico Psiquiatra.

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