Tras el fallido golpe de Estado fraguado por el presidente Bukele en contra de la Asamblea Legislativa, todavía una mayoría de salvadoreños se deja hipnotizar por las declaraciones del Presidente o de sus funcionarios, tergiversando que lo verdaderamente sucedido es una simple imaginación de “los mismos de siempre”, mientras que la patraña publicada por su equipo comunicacional es la Santa Biblia. Una campaña desinformativa apoyada por “testigos presenciales”, los diputados de GANA, quienes juran que Gallegos “solicitó” la presencia de las fuerzas de seguridad, abrió las puertas del Salón Azul, invitó a pasar a soldados en traje de batalla y con armas largas y que todos se sintieron felices y protegidos con esa intervención. He buscado diligentemente en el diccionario de la RAE una palabra adecuada para calificar estas posturas y no la he encontrado. No una que pueda ser publicada en esta columna de opinión.
Lo peor de esta sucia manipulación de los hechos es que está siendo asumida como verdad por una mayoría de la población, como lo muestra la reciente encuesta publicada por LPGDATOS. En ella, el 85.9% de encuestados dice aprobar mucho o algo la gestión de Bukele. Él, modestamente, manifestó: “Y eso que son datos de La Prensa Gráfica; otros nos dan una aprobación mucho mayor”. El Presidente cree que su mandato debe basarse en la popularidad, no en la Constitución. Gravísimo. Porque, para mantener esa popularidad, dará más circo al pueblo, y el pueblo, para seguir aplaudiendo, exigirá cada vez más circo. Es decir, podría suceder que aquello de “darle fuego a los políticos” no se quede en la mera amenaza. ¿Exageraciones? ¡Por favor, leamos la Historia, aprendamos de ella y pongamos remedio cuando aún estamos a tiempo!
Y ¿cómo cual remedio? Como una contra campaña, haciendo ver a la población la verdad. La misma encuesta citada muestra algo inconcebible: el 85.9% de los encuestados aprueba lo realizado por Bukele, incluyendo su llamado a la insurrección, dentro de su intolerable actuación del 9F. Pero el 81.4% de esos encuestados ignora lo que es insurrección y el 92.8% no haría ninguna acción apoyando una insurrección. Es decir, el supuesto multitudinario apoyo a Bukele está basado en una campaña de odio, aprovechando la ignorancia de sus seguidores. ¡Maldad pura y dura!
Preocupa escuchar las participaciones del público en los programas televisivos de opinión, en los que muchos preguntan: ¿por qué seguir con eso del 9F, con las interpelaciones y las críticas, cuando hay tantos temas de importancia para el país? Incluso algunos políticos lo dicen. Y una quisiera que lo escuchado fuera parte de una pesadilla y despertar a una realidad diferente.
Porque las interpelaciones, la investigación “hasta el tope” del 9F son indispensables para salvaguardar el Estado de Derecho. Y quienes dicen que de eso y “de la democracia no se come”, que traten de informarse, vean noticieros independientes, lean periódicos nacionales y extranjeros y entérense de cómo viven aquellos pobres seres que una vez tuvieron respeto a las leyes tuvieron democracia y las perdieron. Dios nos libre de caer nosotros también en tan horrenda situación.
Diputados, a ustedes les toca salvar nuestra República. Únanse todos bajo nuestra Bandera azul y blanco, amparados por el lema Dios, Unión, Libertad. Hagan absolutamente todo lo necesario para cumplir su deber con El Salvador.
Empresaria.