No olvidemos

Bukele empeña el futuro de El Salvador y pareciera que lo hace a costa del futuro de sus propios diputados. Muchos críticos y opositores dicen que la gente tiene que ir abriendo los ojos poco a poco, para ver quién es realmente Bukele. Yo creo que los primeros que tienen que abrir los ojos son sus diputados; ojalá entiendan que no solo les están utilizando, sino que también les están cerrando puertas, ahora unas cuantas, mañana serán todas.

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La calificadora Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia del país a CCC. Foto: Archivo

Por Andy Failer

2022-02-09 4:37:55

Hace dos años presenciamos cómo el presidente Bukele se tomaba la Asamblea Legislativa con militares a punta de fusiles. Aquella estampa pasará a la historia como el punto de fricción tras el que arrancó la deriva autoritaria del régimen de los Bukele. Desde aquel 9 de febrero (9F) de 2020 mucho ha acontecido. Distintos columnistas y periodistas de este medio hemos repasado en incontables ocasiones los hechos antidemocráticos que ha vivido El Salvador durante estos últimos dos años. Si lo pudieras resumir en una frase corta sería la siguiente: el Estado salvadoreño ha sido secuestrado y pisoteado, ahora le pertenece a una sola persona y no al pueblo.

Este podría ser un texto más para plantear los rasgos autoritarios de Bukele y cómo sus acciones están sumiendo poco a poco a este país en la miseria, pero en lugar de repasar todo lo que ha sufrido nuestra democracia, me gustaría repasar lo que pudo haber sido si un presidente con una alta aprobación y con mayoría en la Asamblea Legislativa pudo haber hecho si hubiese puesto al país y su gente primero en lugar de su ego y afán de poder absoluto. Este país tuvo la oportunidad de gestar una regeneración democrática en lugar de la destrucción brutal de la misma.

Acceso a la vivienda en lugar del Bitcoin; acceso a la salud mental, en lugar de miles de dólares en propaganda; acceso a la información pública, en lugar de contratos amañados para familiares y amigos de los ministros; una reforma integral de educación, en lugar de la reelección presidencial; crear tribunales especializados en anticorrupción, en lugar de golpear a la Sala de lo Constitucional y a la Fiscalía General; un plan medio ambiental para reducir la huella de carbono, en lugar de un estadio nuevo; transporte público de calidad, en lugar de camionetas de lujo y sin placa para los funcionarios. El régimen tiene los números para verdaderamente transformar este país, pero no lo hacen por falta de capacidad y voluntad.

Imaginémonos a una persona joven, le llamaremos María. Ella trabaja en un call center ganando tan solo un poco por encima del mínimo. Vive con sus padres porque el sueldo no le alcanza para adquirir una vivienda que cumpla sus expectativas, cuestiones básicas: seguridad, acceso a transporte público y una cuota decente. La frustración de no poder forjar su proyecto de vida más los estragos de la pandemia, tienen a María con problemas de depresión y ansiedad, pero acceder a un tratamiento con un experto de la salud mental consumiría su sueldo, con suerte $40 por sesión, unas cuantas sesiones mensuales más medicamentos, es algo que María simplemente no puede pagar. Sus amigas tienen algunas conocidas que desaparecieron y sus restos han terminado en fosas clandestinas. El régimen dice que está haciendo historia, ¿María lo percibirá así?

La Asamblea Legislativa se ha estancado en los caprichos del Presidente. Ninguno de los diputados del oficialismo ha sido enteramente capaz de proponer, dialogar y legislar. De los 56 diputados oficialistas, solo unos 6 figuran gracias al espectáculo que montan con las comisiones especiales y la exposición mediática que adquieren en las entrevistas de canal 10. ¿Pero y los otros 50? ¿Acaso nuevas ideas no tiene espacio para nuevas ideas? Bukele empeña el futuro de El Salvador y pareciera que lo hace a costa del futuro de sus propios diputados. Muchos críticos y opositores dicen que la gente tiene que ir abriendo los ojos poco a poco, para ver quién es realmente Bukele. Yo creo que los primeros que tienen que abrir los ojos son sus diputados; ojalá entiendan que no solo les están utilizando, sino que también les están cerrando puertas, ahora unas cuantas, mañana serán todas.

Los que soñamos con un país mejor, imaginen tener la popularidad de Bukele y la cantidad de diputados de Nuevas Ideas, ¿gobernarían como lo está haciendo él? Cito una frase emblemática de Sergio Fajardo: “Así como llegamos es como gobernamos”. No olvidemos cómo llegó al poder el dictador. #ProhíbidoOlvidarSV

Comunicólogo y político