Diferentes celebraciones

Triste y deslucido espectáculo, que afortunadamente tuvo un momento de emoción cuando dos pequeñas niñas, procedentes de escuelas del sistema público, lindamente uniformadas, recitaron con fervor la Oración a la Bandera.

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Por Teresa Guevara de López

2020-09-19 5:37:40

El 2020 quedará marcado en la memoria de todos los que lo hemos vivido como un cambio en nuestro estilo de vida y en las actividades que normalmente realizamos y que hemos experimentado en la celebración de los 199 años de la Independencia de la Patria. Tristemente muy pocas banderas en vehículos y residencias: ni siquiera en los edificios públicos.
Con excepción de los miembros de la Asamblea Legislativa y de la Corte Suprema de Justicia, se olvidó la costumbre de cantar fervorosamente nuestro Himno Nacional, que estableció el Presidente Cristiani, y que gustosamente adoptamos los salvadoreños, que incluso deteníamos nuestros vehículos y salíamos fuera de nuestras oficinas, para con una sola voz, repetir lo orgullosos de podernos llamar hijos de la Patria.
Como el COVID no permitió el tradicional desfile, el amor por la Patria se dejó ver en las celebraciones privadas realizadas a lo largo del territorio. Las cachiporristas, desoladas por no poder lucirse, lo hicieron en el interior de sus instituciones educativas, y según atestiguaron las fotografías en los periódicos, en los diferentes caseríos de la zona rural, los niños vestidos con trajes típicos, improvisaron instrumentos musicales con cumbos y botes, para rendir ese homenaje de respeto tradicional del 15 de septiembre.
La Alcaldía de San Salvador con la autoridades de los Poderes Legislativo y Judicial acompañados de invitados especiales, protagonizaron un acto para conmemorar esta gloriosa fecha, presentando una ofrenda floral ante el Monumento de la Plaza Libertad. Fue evidente la ausencia del Poder Ejecutivo, porque para el mandatario lo importante es su lucimiento personal, donde lo que importa no es el significado de la fecha, sino su protagonismo tan necesario para un ego tan desmesurado, como inmerecido.
El escenario elegido por Bukele fue la elegante fachada de Casa Presidencial, con una tarima y gradas cubiertas totalmente con alfombra roja, donde se lucía el mandatario y su esposa. Frente a él, los miembros de su gabinete y por supuesto, representación de las fuerzas armadas, que han olvidado su lealtad a la Constitución, para tornarla hacia una amenaza de dictador al que han jurado obediencia. Aquí pudo comprobarse que así como sin pedir permiso Bukele se atrevió a cambiar la leyenda del Escudo Nacional, por una rueda de estrellas, está dispuesto a imponer su voluntad sin considerar si las leyes le otorgan el derecho de realizarla. Ya apareció en la prensa una opinión sugiriendo el cambio de Dios, Unión y Libertad.
En este acto se demostró su intento de copiar costumbres ajenas a las nuestras, aunque se vivan en los Estados Unidos, cuando se anunció que el Himno Nacional sería cantado a capella por una señorita desconocida. Y aunque respeto la opinión contraria, me pareció un desacierto poner en una voz femenina, un himno que siempre ha sido cantado por todo el pueblo, y que necesita del vibrante acompañamiento de los instrumentos de viento. Triste y deslucido espectáculo, que afortunadamente tuvo un momento de emoción cuando dos pequeñas niñas, procedentes de escuelas del sistema público, lindamente uniformadas, recitaron con fervor la Oración a la Bandera.
El acto terminó con las palabras del Presidente, que se repitió en cadena nacional, con las acostumbradas alabanzas a los grandes logros de su gobierno, que todos sabemos que son tremendas mentiras, aprovechando para hacer propaganda electoral, y para atacar a los mismos de siempre, a sus enemigos internos, evidenciando una vez más su envidia hacia empresarios exitosos y respetados que con su trabajo han hecho grande nuestra Nación, que no necesita de un partido político para alcanzar la Independencia.
Dios bendiga a El Salvador y lo proteja contra sus enemigos.

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