Por salud mental, en vez de ver la cadena nacional decidí enterarme por los medios de comunicación del siguiente día sobre lo dicho por el Excelentísimo con motivo del 15 de septiembre, fecha que, para él —así lo enfatizó— no significa el Día de la Independencia, porque ella inició apenas en marzo de 2019, cuando él fue electo para dirigir nuestro país (hasta entonces una República, pero que a partir de ese momento, quién sabe lo que pretende que seamos, dado que ya borró de nuestro Escudo Nacional el rótulo que así lo establecía).
Me pareció adecuado, para esa ocasión, verlo de traje, aunque sin corbata. Dado que no tenía la cachucha mal puesta, se colocó torcida la banda presidencial; o quizá sería que, teniendo hombros tan estrechos, la banda se le deslizaba. Todo esto no es una crítica sin sentido, es que la presentación de una persona denota el respeto —o la falta de— que se le otorga a cada circunstancia. En fin: por lo que escuché o leí, se trató de la usual cantinela de alabanzas a sí mismo y de críticas, amenazas y burlas para la Corte Suprema de Justicia, la Asamblea Legislativa y etc.
Por supuesto, quedé sumamente preocupada. Su amenaza de obtener el poder total (“la independencia”, la llama cínicamente) a partir de las elecciones de febrero próximo, no hay que echarla en saco roto. La oposición, junto a todos los salvadoreños que deseamos conservar nuestra República y nuestra libertad, deberemos trabajar para que la última encuesta realizada por la UFG y dada a conocer en estos días, NO se haga realidad. Jamás nuestro país se recuperaría de semejante tragedia. Mirémonos en el espejo de Cuba y demás países que, por odio, por resentimientos y por ansias de cambio, cayeron de las brasas al fuego.
Según palabras del analista Glenn Beck, quien desee subvertir un país debe dominar los medios de comunicación, el ejército y el dinero. Además —Beck asegura – es necesario que ese dirigente considere a los ciudadanos absolutamente estúpidos, que quedarán embebidos con lo que les digan, sin tratar de analizar y comprobar si es verdad o una vil mentira. Beck habla de lo que sucede en su país, USA, pero la similitud con nuestra actual experiencia nacional es pavorosa.
El Excelentísimo pretende dominar los medios mediante amenazas, acoso, privación de anuncios gubernamentales, anulación de licitaciones ganadas cuando el medio no es genuflexo, etc. y copando los espacios diarios de entrevistas televisivas, además de montar sus propios periódicos y canales. El tema, dada su gravedad, denunciada nacional e internacionalmente, merece un análisis profundo por separado. ¡Da pavor! ¿Y la situación actual del Ejército, supeditado servilmente a su Comandante General y no a nuestra Constitución? ¡También aterra! Además, ¿qué del dinero? La pandemia ha puesto en manos del Excelentísimo una multimillonaria fortuna para malgastar, comprar voluntades, hacerse una inverosímil propaganda y enriquecer a sus funcionarios. Y, para rematar, miente, miente, miente, en la certeza de que somos estúpidos, nos tragamos todo el odio que nos inocula y no movemos un dedo para averiguar la verdad. Si no, veamos los resultados de la ya mencionada encuesta.
¿El 15 de septiembre de 2021 conmemoraremos el Bicentenario de nuestra Independencia Patria? ¿O la extinción de la misma?
De nosotros, los salvadoreños patriotas y conscientes, depende.
Empresaria