El éxito: manifestación sin partidos ni credos añejos

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A Messi no le gustó salir de cambio en el segundo tiempo. Foto EDH / AFP

Por Mirella Schonenberg de Wollants

2021-09-21 7:00:20

El éxito de la marcha del pasado 15 de septiembre está basado en la innumerable cantidad de salvadoreños que se reunieron para poder, unidos y juntos, manifestarse.

Las decenas de miles de seres humanos allí presentes no estaban dentro de lo que esperaban los que ostentan el absoluto poder estatal. No lo creían posible. Nos tenían, según ellos, bien medidos: Que los salvadoreños se habían todos convertido en entes llenos de miedo, en seres que por una bolsa de alimentos de menos de cinco dólares vendían su libertad, en humanos que no entendían el actuar de los funcionarios públicos y sus alcances; en conformistas ignorantes, en ofidios hipnotizados con la música del pungí tocado por el encantador.

¡Pero se equivocaron!

A estas alturas del siglo 21 la fuerza de la educación informal (con especial relevancia la lograda a través de la información vertida en las redes sociales) ha impactado en los cerebros de miles de salvadoreños, lo que los ha llevado a comprender, figurativamente, lo que es la importancia de la libertad, únicamente regida por leyes respetuosas de los derechos humanos, los alcances de la expresión “Estado de Derecho”, el impacto y los efectos de lo que denominamos “Constitución”; la ideación que el Estado no regala nada, por el contrario, lo que hace es repartir lo que quita a los ciudadanos que pagan impuestos (que en El Salvador rondan solamente entre el 32% al 40%), que no se eligen monarcas sino administradores de la cosa pública y ejecutores de leyes, y que el poder del Estado radica en el pueblo mismo, cuando tiene metas comunes y honorables.

Primordial es destacar que el número exorbitante de salvadoreños que marcharon se logró porque la consigna era: NO COLORES PARTIDARIOS NI CREDOS AÑEJOS. Este aspecto debe ser valiente y objetivamente visualizado y aceptado por todos,debido a: En primer lugar, que la doctrina de los partidos políticos nacidos antes del dos mil diecinueve ha dividido a la gente y la ha confrontado, situación que ya no debe tener cabida en nuestro pensamiento, pues nos desune e impide que juntos encontremos acuerdos mínimos encaminados a forjar un país adecuado para vivir dignamente; en segundo lugar, porque mantener expectativas e ilusiones en conceptos partidarios antiguos y credos inservibles como el de derecha/izquierda, aparte que ya caducaron, rememoran hechos negativos, dolorosos y tristes que nos impiden trabajar un presente y aún más, un futuro de bienestar y de paz; en tercer lugar, porque esa confrontación ha sido usada por los publicistas del régimen para manipularnos a todos,manteniéndonos enemistados y divididos, para que cayéramos en trampas maquiavélicas, ocultando el bosque para que solo miráramos el árbol; odiarnos, recriminarnos, atacarnos, destruirnos los unos a los otros; lo que ha impedido el trabajo y acuerdos comunes, haciéndonos el harakiri a nosotros mismos.

Y aunque siempre se van a necesitar partidos políticos para configurar futuras elecciones estatales, espero que ellos sean nuevos, con doctrinas basadas en el respeto y garantía de los derechos humanos, libres de luchas viejas que ya no caben en nuestra tierra, con miembros convencidos que la política no es negocio, que los funcionarios públicos están para trabajar en pro del bienestar humano, la justicia y la seguridad jurídica; que el aparato estatal se debe conformar con personas preparadas, con experiencia y de ética notoria y pública; que se es más feliz ayudando que robando para lograr el país que todos queremos ¡Hasta la próxima!