Marinita no se despidió de su papá

Curioso, cambian los actores y las circunstancias, pero siempre se mantienen los hechos: los dictadores no soportan una prensa libre.

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Mari Carmen Aponte fue embajadora de EE. UU. en el país y ahora es voluntaria en la campaña de Biden. FOTO EDH Archivo

Por Max Mojica

2020-09-21 5:40:53

Este día me permito compartir un breve fragmento de la historia de lo que fue la fecunda vida del fundador de El Diario de Hoy, Don Napoleón Viera Altamirano.

Fiel a su vocación periodística, Don Napoleón empezó a escribir en 1929 en diversos diarios salvadoreños, bajo el nombre Napoleón Altamirano y Viera, convirtiéndose en Napoleón Viera Altamirano cuando se domicilió en San Salvador.

Queriendo concretar lo que fue la ambición de su vida, fundar un periódico, decide explorar la posibilidad de comprar uno ya funcionando. En 1934 había dos posibilidades de hacerlo: comprar el diario El Salvador (noticias sociales), propiedad de la familia Mayorga Rivas, o comprar otro periódico de nombre “Patria”, que era un periódico con una mayor connotación política.

Finalmente decide no comprar ninguno de los dos, sino fundar el propio; para ello se asocia con el señor Rubén Membreño, con quien procede a operar un flamante nuevo periódico, “El Diario de Hoy”, en un pequeño taller de imprenta ubicado en la 11a. Calle Oriente, a una cuadra a un costado del “Palacio” de la policía.

A punto de lanzar su primera edición, Don Napoleón fue a buscar anunciantes para el nuevo periódico, cuya primera edición iba a salir al público del 1º de mayo de 1936. En ese esfuerzo estaba cuando un cliente inglés (emparentado con el famoso Dr. Edward Jenner, descubridor de la vacuna contra la viruela), le pregunta “¿cuándo va a salir el periódico?”

Don Napoleón le explica que el Diario iba a ser vespertino, pero él le sugiere que fuera matutino, ya que tendría más impacto noticioso en la sociedad. Don Napoleón le da la razón, paró las máquinas y en vez de salir el 1º por la tarde, salió el 2 de mayo por la mañana.

Desde el primer día en que El Diario de Hoy salió a la venta, Don Napoleón tuvo roces con el dictador Maximiliano Hernández Martínez, ya que él, fiel a su vocación democrática, escribía sus notas editoriales a donde planteaba problemas del país, lo cual generaba roces con el dictador, quien empezó a hostilizar y acosar al periódico.

Curioso, cambian los actores y las circunstancias, pero siempre se mantienen los hechos: los dictadores no soportan una prensa libre.

En eso ocurre un hecho inesperado. El socio de Don Napoleón en el periódico recibe una visita directamente en su lecho de enfermo: un coronel de la Guardia, fiel al dictador, se presenta armado ante la cama de un convaleciente Sr. Membreño. El coronel puso su mano sobre la frente del enfermo y le espeta: “Queríamos corroborar si estaba enfermo”. El socio, asustado, decide vender su parte del periódico.

La molestia del dictador Hernández Martínez iba en aumento. Hubo una nota en donde se narraba la invasión por parte de la Italia de Mussolini sobre Etiopía. Italia (y El Salvador) era fascista. La comunidad italiana en El Salvador apoyaba a Mussolini y se quejó ante el dictador local. Esa nota periodística fue uno de los pretextos para cerrar el periódico.

Más o menos en mayo de 1936 , Don Napoleón estaba paseando frente a la acera de la casa, junto a toda su familia: Doña Merceditas, un “Don” Enrique de apenas 6 años y una infanta Marinita, la hija menor. En eso, se estacionó un coche enfrente, salieron dos hombres con armas dentro del saco, con las manos en el arma apuntando a la familia y le dijeron: “Don Napoleón nos tiene que acompañar”.

Esa fue la última vez que Marinita vio a su padre. Don Napoleón estuvo en el exilio durante tres años, desde 1936 a 1939. Marinita nunca volvió a abrazar, besar y reír con su papito; ella murió de tifoidea en 1939.

Los patriotas siempre pagamos un precio. Lo curioso es que siempre hay patriotas dispuestos a pagarlo por ver a un El Salvador libre y democrático. En el 2020 El Diario de Hoy continúa luchando, siendo fiel al legado de Don Napoleón… y recordando el sacrificio de Marinita, la niña que nunca volvió a ver a su padre, un luchador por la libertad.

No, no te preocupés, Marinita, nosotros tampoco nos vamos a callar…

Abogado, Master en leyes/@MaxMojica