SALEMIN

Los SALEMINES salvadoreños, que fácilmente se pueden extraer de las páginas editoriales de la prensa escrita, de entrevistas televisivas y medios digitales, tienen un valladar institucional: no hay plan de gobierno. Todo es improvisado

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Los alcaldes protestaron el año pasado por la mora del Fodes por parte del gobierno. Foto: EDH / Archivo

Por René Hernández Valiente

2021-04-07 8:19:27

El nombre no nos dice nada a los salvadoreños. SALEMIN es un politólogo panameño con suficientes grados universitarios para desempeñarse como maestro universitario. Le conocí en visita que acepté al General Torrijos en Punta Paitilla, lugar de su residencia entonces, en una casa modesta de una planta, aprovechando una misión empresarial en Costa Rica, empujado por el Presidente Rodrigo Carazo, quien quiso que escuchara al General Torrijos sobre su visión de El Salvador, tomando en cuenta que su afecto por nuestro país fue siempre manifiesto.
La invitación del General fue a desayunar en su casa a las 7 a.m. Arribamos con el polémico Ministro Echeverría a las 6:30 a.m. en el aeropuerto de Paitilla, en el avión presidencial de Costa Rica, a pocos metros de la residencia de Torrijos. Nos recibió con muy sabrosas tazas de café, un enorme habano y SALEMIN.
Sin preámbulos, me explicó su paso por El Salvador y quién era SALEMIN, a quien retrató así: SALEMIN era un opositor crítico del gobierno de Torrijos, quien escribía incómodamente para el General, hasta que fue llamado por él a criticar desde adentro”. La invitación fue a amanecer y anochecer con el General y fui testigo de esa reunión mañanera con ambos: Torrijos y SALEMIN hablando sobre nuestra realidad salvadoreña a profundidad. Fui sorprendido por el “retrato hablado” que SALEMIN realizó de El salvador. La idea fue que los oyera y trasladara el análisis y recomendaciones al General Carlos H. Romero. Anticiparon la posibilidad del golpe de Estado, que se dio.
Para Torrijos y SALEMIN, el “cabo Romero” desde la Escuela Militar, como lo llamaba, sería derrocado si no enrumbaba su gobierno escuchando a la oposición y la ciudadanía y paraba la represión.
El Dr. SALEMIN fue la voz de la conciencia política de Torrijos, dicho por él mismo.
Su análisis de la realidad, que ahora es tema académico, sirvió al General para orientar sus políticas públicas. Recordemos que a Torrijos se debe que Panamá recuperara el canal de manos norteamericanas. Lo que él llamó “La quinta frontera”, pero autoritariamente.
En El Salvador tenemos bastantes SALEMINES que tratan desde la diferencia aportar al país al menos pensamientos básicos para construir el país que todos queremos. ¿Lo permitirán los actuales administradores de los servicios públicos? Dudamos. La incertidumbre no construye, frena el desarrollo. Peor aún, la falta de credibilidad que vivimos nos recuerda que, en el año 2016, el Diccionario Oxford incluyó en su contenido, declarándolo “palabra del año” el término “posverdad”. La RAE la define desde el 2017 como distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública. La mentira empleada con habilidad para excitar las emociones de las masas, logra enraizar en la mentalidad del pueblo una falsedad como verdad asentada.
El Diccionario de la Lengua española (DLE) lo adoptó el 2017, exponiendo que “la retórica tiene para hacer locativamente real lo imaginario o simplemente lo falso”.
La posverdad, neologismo que ahora identifica falsedades históricas recientes como el Brexit o el gobierno de Trump. La enorme biblioteca que habla de la mentira política expresa que “los demagogos son maestros de la posverdad”.
Los SALEMINES salvadoreños, que fácilmente se pueden extraer de las páginas editoriales de la prensa escrita, de entrevistas televisivas y medios digitales, tienen un valladar institucional: no hay plan de gobierno. Todo es improvisado. El rescate de la institucionalidad, de la economía, de la identidad política cultural, etc. tiene que pasar por una ruta trazada que no existe. El presidente debe responder a la pregunta ciudadana: ¿Para adónde nos llevas?

Abogado.