Es un árbol de todos y para todos. Y es excepcional en el prístino sentido de la palabra, en relación a la cultura literaria, a la prosa, a la poesía, al cuento y a la fábula.
Fue sembrado por la suave mano de un sembrador amante de la Naturaleza. Fue sembrado en una tierra fértil y bendecida, y por ello es un árbol de una hermosura incomparable, en cuyos ramajes, hospitalarios y bondadosos, anidan los pájaros más bellos, como el canario, el cardenal y el jilguero, que, alegres, cantan en las mañanas, anunciando un nuevo día de esplendor y esperanza y saludando al Sol, que con sus rayos de oro alumbran la aurora boreal encantadora.
“El Árbol de Todos” es un encanto para la arboleda de la montaña fresca y acogedora. Es un orgullo para el boscaje que alberga a una fauna y una flora milenaria de nuestra rica tierra salvadoreña, cultivada con esmero y devoción por nuestro campesino, que la cuida afanosamente para que nos produzca los cultivos de los cuales nos alimentamos diariamente.
“El Árbol de Todos” no se utiliza, como los árboles comunes, para hacer papel de su corteza, ni madera para la industria de muebles, para construcción de cabañas, ni mucho menos para la elaboración de ataúdes. ¡No!
“El Árbol de Todos” es un árbol sagrado, único en el mundo.
Tengo en mis manos “El Árbol de Todos”, y al sostenerlo siento como que una suave brisa estremece su ramaje, refrescando el ambiente en un afán de paz, de esperanza y de consuelo.
Y bajo su sombra acogedora se detiene el caminante para descansar y aun dormir un poco, reponiendo energías, y hasta los semovientes, luego de beber el agua cristalina, se detienen para refrescarse quietamente.
Por todo eso “El árbol de todos es excepcional”. Pero también lo es para quienes amamos la cultura literaria en toda su dimensión, para quienes disfrutamos de la prosa, de la poesía, del cuento y de la fábula. Sí.
Y es que “El Árbol de Todos” fue sembrado cuidadosamente por uno de los intelectuales más reconocidos aquí y fuera del país. Se trata del escritor, poeta, cuentista y fabulista, doctor David Escobar Galindo, abogado de la República. Él es el cuidadoso compilador de esta magnífica obra, que contiene Lecturas Hispanoamericanas, conformadas por trozos literarios de importantes autores hispanos de todos los tiempos, desde Netzahualcóyotl, hasta nuestros días.
El libro permite -dicen los editores- que los jóvenes salvadoreños y, en general todos los amantes de la lectura en el país tengan a mano una relación amplia y seria del rico acervo literario que ha venido reuniéndose en la América que habla castellano.
Fue impreso en los talleres de la Dirección de Publicaciones e Impresos del Ministerio de Educación. Se terminó de imprimir en San Salvador el 31 de octubre de 1989, con un tiraje de 3000 ejemplares.
“El Árbol de Todos” no debe faltar en los plúteos de toda biblioteca, principalmente en la de quienes amamos la cultura literaria. ¡Sí, señor!
Maestro, psicólogo, gramático.