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Grandes economistas: Adam Smith

Gracias a su análisis de las colonias predijo con gran acierto el surgimiento de Estados Unidos como el estado más poderoso que la humanidad hubiese contemplado, lamentando incluso que la corona no fuera capaz de generar en dichas colonias (que por el momento todavía lo eran) una suerte de paternalismo moral e histórico, dándoles su independencia, para conseguir así un robusto aliado que claramente iban a necesitar en el futuro. 

Por Rommel Campos
Analista temas internacionales

Adam Smith, (1723–1790) es el máximo exponente que pudo arrojar la academia durante el desarrollo de la ilustración en cuanto a reflexión económica se refiere. ​Injustamente señalado de sentar las bases teóricas de un capitalismo voraz y despiadado, como si esa falta de valores y egoísmo fueran su persona, ha ensuciado por mucho tiempo el legado del padre fundador de una ciencia y uno de los más importantes, si no el más importante economista.

Nacido en Escocia, fue inicialmente un filósofo y maestro de ética que dedicó la mayor parte de su vida a la docencia tanto en universidades como tutor de familias aristócratas, amén de otros oficios como director de aduanas. 

Es imposible entender a una persona sin conocer su contexto, y Adam Smith vivió en tiempos de gran cambio. La edad moderna llegaba a su fin, y la era de los colonialismos medievales empezaba a entrar en crisis, la ilustración se esparcía por toda Europa llevando consigo el deseo de cambio y libertad, la primera revolución industrial estaba sacudiendo las bases de un mundo mayoritariamente agrario que sustituía a la carreta por el ferrocarril, a la siembra por la fábrica. 

Las monarquías europeas quedaban obsoletas ante un mundo que avanzaba a ritmos inéditos, mientras la lucha de clases entre la naciente élite burguesa y la reciente clase proletaria se gestaba, la corona inglesa seguía pensando que mantener sus monopolios como el de la “Compañía de las indias orientales” y acumular ingentes cantidades de oro era la mejor manera de estabilizar su economía. 

El rumbo ideológico del mundo estaba cambiando, eso era claro, pero ¿y la economía? Esta área llevaba un tiempo siendo trabajada con antecedentes como el bullonismo y la fisiocracia. Sin embargo, nada que realmente representara un cambio de paradigma, adaptado para un nuevo mundo. Es así como tras arduos años de trabajo, Smith presentó su tan famosa obra “La riqueza de las naciones”. 

Si bien esa investigación sentó las bases de la economía actual pues exploró temas como la división del trabajo para volver más eficientes las fábricas, la disolución de monopolios estatales para dar paso al libre mercado tal como lo conocemos, la teoría del valor – trabajo, y otro largo etcétera de aportes que constituyeron a la economía como una ciencia, lo cierto es que se suele pasar por alto otros magistrales aportes. Para empezar, no era insensible a la realidad de los trabajadores, abogaba por un balance entre el trabajo y la calidad de vida como parte esencial del desarrollo humano, advertía sobre la lucha de clases y lo medido que debía estar el poder de los burgueses.

Se dedicó igualmente a explicar cómo se había desarrollado la riqueza en Europa en los últimos siglos y así legitimar al libre comercio como piedra angular del crecimiento económico (verdades que siguen siendo amenazadas hasta el día de hoy por gobiernos como el de Donald Trump), realizó un exhaustivo estudio sobre cómo operaba la explotación de recursos en las colonias americanas, dio carpetazo final a los pensamientos de “pre-ciencia” en la economía, pero por sobre todo se dedicó a asesorar a la corona inglesa sobre cómo transicionar estos cambios que enfrentaba, y sobre esto Smith mostró una impresionante capacidad en lo que hoy llamaríamos geopolítica. 

Gracias a su análisis de las colonias predijo con gran acierto el surgimiento de Estados Unidos como el estado más poderoso que la humanidad hubiese contemplado, lamentando incluso que la corona no fuera capaz de generar en dichas colonias (que por el momento todavía lo eran) una suerte de paternalismo moral e histórico, dándoles su independencia, para conseguir así un robusto aliado que claramente iban a necesitar en el futuro. 

Su vida le alcanzó para ver al futuro gigante norteamericano ganar su guerra de Independencia, la Revolución Francesa que desestabilizaría al orbe completo, y gozó de amplio reconocimiento gracias a su obra. Murió en 1790 a la edad de 67 años dejando tras de sí la semilla de los llamados “economistas clásicos” David Ricardo, Thomas Malthus, John Stuart Mill, Jean Baptiste Say, y también de otro economista que al igual que él sacudió las bases de su mundo, Karl Marx. 

Todos estos y más economistas podremos explorarlos en lo que constituye una saga de columnas sobre pensamiento económico. Siendo esta entrega sobre Smith la primera de ellas. Para mí un genio imperecedero y de paso obligatorio en cualquier estudio formal de economía.

Analista político internacional.

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Historia Contemporánea Opinión

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