A través de los años, las películas y los programas de televisión se han convertido en un factor significativo de nuestra percepción del mundo. Estos canales, además de su intención de entretener, representan a miembros de distintos grupos sociales a través de personajes, cuya caracterización se ve influenciada en especial por el hecho de que Estados Unidos se encuentra a la cabeza de la toma de decisiones en el mundo del espectáculo, donde, concretamente, Hollywood elige qué historias merecen ser contadas. Así, los latinoamericanos tienen que supeditarse al poder blando de la industria del entretenimiento norteamericano y conformarse con una muy baja y estigmatizada representación en la pantalla grande y chica, a pesar de que esta comunidad constituía el 18 % de la población estadounidense en 2019.
En general, la participación hispana es escasa y, cuando la hay, resulta homogénea en numerosos aspectos. Siempre se ve el mismo tipo de personajes, lo que genera una falta de correspondencia con la realidad económica, social y cultural y simplifica toda la diversidad de las naciones latinoamericanas. Los medios han encajonado a los actores latinos a estereotipos, limitando el tipo de historias que pueden ser contadas. Así nos hemos acostumbrado a ver al típico personaje latino, por lo general mexicano, quien vive en la pobreza, suele ser presentado como criminal o inmigrante y tiene un marcado acento.
La Universidad del Sur de California (USC), en un estudio titulado Latinos in filme: Erasure on screen & behind the camera across 1,200 popular movies, evaluó las películas más populares del 2007 al 2018; reveló que, en promedio, la participación de los latinos en la pantalla grande es del 4.5 % y del 6.5 % en series de televisión, cifra más baja que la de otras minorías. Adicionalmente, se señala que, en las 200 películas más populares de la muestra, el 24 % de los personajes latinos eran mostrados como criminales, el 12 % como temperamentales o agresivos y el 13 % vivía en pobreza.
Esta situación provoca que las mismas historias sean contadas con los mismos estereotipos, lo que muchas veces contribuye a que se perpetúe una mala imagen para la comunidad. Con el tiempo, las cosas han mejorado gracias al aumento en los esfuerzos por la inclusión; sin embargo, hace falta mucho para lograr una representación acertada y diversa de las experiencias de miles de latinos.
Como consumidores debemos ser conscientes y rechazar que los personajes latinos sean escritos exclusivamente como personajes unidimensionales o como una fuente de alivio cómico por el simple hecho de tener acento. Nuestra cultura tiene demasiado que ofrecer como para que siempre se nos represente como criminales, mujeres hipersexualizadas, personal de limpieza, etc.; pero lastimosamente esta es la carta de presentación que nos ha dado Hollywood hasta ahora.
Si bien este es un problema que no tiene una solución inmediata y fácil, podemos hacer de nuestra parte apoyando historias que representen a la comunidad con una luz positiva. También, podemos cuestionar en redes sociales aquellos proyectos que sigan empujando estereotipos que dañan la imagen de nuestros países y compatriotas en el extranjero. Pero, principalmente, debemos reconocer el esfuerzo de los actores y directores de proyectos producidos por y para latinos, pues solo así se contarán las historias que deseamos ver en nuestras pantallas.
Después de todo, un logro en la comunidad latina, principalmente en el extranjero, se traduce en un cambio inmenso para la eliminación de estereotipos. Asimismo, esta evolución contribuye a que miles de niños y adultos se vean inspirados por el trayecto de directores y actores latinoamericanos, donde el éxito de unos puede traducirse en una victoria para todos.
Estudiante de Licenciatura en Economía y Negocios
Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)