¡Oh, San Rafael!

Hoy he puesto mis pies de nuevo, en mi querido Hospital San Rafael. Una visita fortuita, para ver el resultado de la batalla. Lo que tanto costó construir ha sobrevivió con mucha dificultad. El virus no ha tenido piedad y mucho menos de aquellos que se han ofrendado en sacrificio para enfrentarlo.

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Por Víctor Segura

2022-02-03 5:20:51

Después de 40 días los espías regresaron y luego del informe, el pueblo entró en llanto y desánimo. Solo Josué y Caleb creyeron que la fuerza de Dios los llevaría a la Tierra Prometida…

Es obvio que el covid-19 ha sido una desgracia. Luto en las familias salvadoreñas, desempleo, secuelas e incertidumbre. Un país que ha logrado salir a flote de una tragedia humana que envuelve al planeta. Una nación pobre, pero llena de lucha y sacrificio. Las mujeres, portando sus mascaras en la calle mientras trabajan, las madres enseñando a sus hijos como cuidarse del mortal virus, las familias temiendo por los abuelos y los familiares desvalidos; la mayoría tomando el bus hacia el trabajo. Si bien el virus mata, hay que comer también.

Sin embargo, en medio de las sombras, algunas decisiones han sido acertadas para mantenernos a flote. A pesar de ello, este éxito no podría haberse sostenido sin el sacrificio de los ordenanzas, terapistas ,enfermeras, administrativos, estudiantes y personal médico del sector salud. Las guerras necesitan soldados para pelearse y hemos visto cómo algunos de nuestros amigos, maestros y colegas han pasado a mejor vida durante la batalla, en aras de defender a los pacientes del ataque de este enemigo.

Hoy he puesto mis pies de nuevo en mi querido Hospital San Rafael. Una visita fortuita, por cuestiones docentes. Lo que tanto costó construir ha sobrevivido con mucha dificultad. El virus no ha tenido piedad y mucho menos de aquellos que se han ofrendado en sacrificio para enfrentarlo.

Una visita corta, pero aleccionadora. La memoria no alcanza, pero cuando las huestes del covid caminaron causando terror, un hospital se levantó como muralla para defender a su pueblo y ese fue el coloso de Santa Tecla. Es natural que, como aguerrido soldado, ahora tenga que curar sus heridas.

Se nota el agotamiento del personal y el cansancio provocado por esta maratón. Sin embargo, se observa que siguen en pie y los esfuerzos de la administración actual, por mantenerlo a flote, son también evidentes. Definitivamente ¡un aplauso para ellos! Gente que ama esta institución y que da la vida por ella. Viejos maestros que aún persisten y los estudiantes que siempre le visitan para darle alegría. Es como un anciano, que a pesar de sus males crónicos se mantiene erguido y caminando. Siempre dispuesto a sacrificarse por las buenas lides.

Cuando todos huyen, él siempre está presente. Da todo y no exige nada a cambio. Es por eso, por lo que requiere de nuestra preocupación y reconocimiento. No dudo de que lo mismo ha de pasar con sus viejos amigos de combate, que también han sufrido consecuencias. Pero mi preocupación se yergue sobre mi amigo, el que me prestó sus pasillos para aprender, el que me permitió atender a sus pacientes y al que le debo tanto de lo que soy.

La reconstrucción de lo perdido será responsabilidad de todos, porque no saldremos adelante sin que cada uno de nosotros ofrende algo para superar este caos de mas de dos años. Si el mundo entero ha temblado ante un virus, mucho más un pulgarcito que adolece del mal de la pobreza. No obstante, me mantengo optimista y decido seguir en pie caminando hacia adelante. Esta semana he visto con agrado algunas publicaciones que evidencian mejoras ¿ Y por qué todo tiene que ser malo y nefasto? ¿Quién no ha de alegrarse cuando se dignifican las condiciones del gremio de salud? Pero las necesidades son grandes y mucho más profundas para generar un cambio sostenible.

Cómo me gustaría ver de nuevo florecer a este titán desgastado por el sacrificio. Que estas palabras de ruego se eleven al cielo y caiga lluvia fresca sobre tus jardines y que bendiga a tu gente por tan noble labor. Que encuentres gracia ante aquellos que tienen el poder de decisión y te devuelvan lo que has ganado con tanta lucha y sacrificio.

…La cobardía y la desconfianza, en el poder de Dios,pasaron factura al pueblo hebreo. Vagar por 40 años hasta morir fue su condena.  Nunca vieron aquellos ojos la Tierra Prometida. ¡Oh, San Rafael! Tú si verás que las promesas del Creador se cumplen, para aquellos que entregan todo sin esperar nada a cambio.

Médico intensivista.