Dignificar dignificando, Alcalde

Más allá de las ideologías supuestamente representadas en partidos políticos, compromisos de memoria histórica deben ser honrados y liderazgos comprometidos con ello deben predicar con el ejemplo

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Pobladores de Comitancillo, municipio de San Marcos, Guatemala, rumbo al cementerio al sepultar a uno de los migrantes muertos en México. Foto/ EFE

Por Celia Medrano

2021-03-14 4:12:10

Un poco antes de las recientes elecciones, pedimos a la Alcaldía de San Salvador tomar medidas urgentes para evitar la continuación del daño a nombres de víctimas civiles del conflicto armado que se encuentran en el Monumento a la memoria y la verdad en el parque Cuscatlán. Mediante su tuit oficial, el actual alcalde agradeció la observación y aseguro que “… tomaremos medidas para corregir”.
Como ciudadanas, nos dirigimos a la instancia correspondiente, puesto que el daño a secciones específicas del monumento es causado porque desde una pasarela de metal, construida sobre una sección del monumento, corre agua con material oxidado que cae directamente en algunos de los nombres consignados en placas de granito del memorial. La persistencia de este problema ha causado ya que algunos de los nombres vayan borrándose. No hacer algo inmediatamente provocará daños irreversibles a un patrimonio histórico y cultural salvadoreño.
Quien escuchó el llamado fue Héctor Silva, el joven ex candidato para alcalde de nuestra capital. Su equipo verifico la situación en el parque y tomaron nota que la solución en realidad puede ser muy simple y económica: bastaría, al menos por el momento, cubrir con sellador las partes de la pasarela que están sobre las placas de granito, algo que Silva y su equipo estaban dispuestos a hacer por cuenta propia, razón por la cual gestionaron la respectiva autorización a la Alcaldía.
La situación podría complicarse si se quisiera. Hablar que es competencia del Ministerio de Cultura y hasta del Ministerio de Medio Ambiente. Señalar que hay otras secciones del monumento y del mural también parte del mismo que deben ser restaurados totalmente y ello requiere inversiones millonarias. Decir que, aunque la pasarela si es responsabilidad directa del gobierno municipal, hay otros actores del gobierno central que también tienen responsabilidad. No faltará, incluso quien quisiera politizar el tema y empezar a cuestionar que El Salvador debería cerrar el capítulo del conflicto armado y, por lo tanto, un mural en memoria de las víctimas no debería existir, por lo que la futura administración de San Salvador tendría que demolerlo o sustituirlo por algo más acorde a esa visión negacionista de nuestra propia historia.
Al final, una vez más, se trata de voluntad política. El Alcalde de San Salvador puede dejar pasar el par de meses que faltan para cerrar su gestión y simplemente no hacer nada. También podría limitarse, si no lo ha hecho, a brindar la autorización solicitada por Silva y, al menos, dejar que otros hagan algo. Sin embargo, por el contrario, tomar la iniciativa, verificar la situación ágilmente, incluso de manera conjunta con el equipo de Héctor Silva, consultar de manera rápida a organizaciones de derechos humanos que construyeron con su propio esfuerzo este monumento y cumplir con la obligación de tomar cartas en el asunto, sería lo que deberíamos esperar desde la Alcaldía de San Salvador.
Dignificarse dignificando, Alcalde Muyshondt. Se trata de nombres de mujeres y hombres que fueron asesinados, masacrados o desaparecidos, víctimas de una guerra en la que todos fueron injustos, como siempre nos lo recordará el informe de la Comisión de la Verdad. Honrar su memoria es asumir nuestra parte hacia garantías de no repetición. Más allá de las ideologías supuestamente representadas en partidos políticos, compromisos de memoria histórica deben ser honrados y liderazgos comprometidos con ello deben predicar con el ejemplo. Hagamos algo ya.

Periodista especializada en derechos humanos y educación para la paz.