¡Gracias por tanto, periodistas!

Tampoco son periodismo los retuits lambiscones a las cuentas oficiales del gobierno, sin contexto alguno para las audiencias. Ni cuentan como periodismo la transcripción leal del comunicado de prensa que algún profesional en comunicaciones redactó y distribuyó pocas horas antes del cierre de la edición, conteniendo la realidad photoshop de la propaganda gubernamental.

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Los conciertos están a la orden del día este 3 de agosto. / Foto Por Shutterstock

Por Cristina Lopez

2019-08-03 4:25:57

El 31 de julio pasado se celebró en nuestro país el Día de los Periodistas. Y como siempre, a los buenos periodistas su propio día los encontró trabajando, porque la noticia no descansa y la democracia, que depende de una ciudadanía bien informada, se vale de las labores del periodismo valiente, independiente y profesional para preservarse. Le debemos tanto como ciudadanos al periodismo y, sin embargo, lo valoramos tan poco.

Para pocas industrias ha sido tan disruptiva la tecnología, ubicuidad de conexiones y las redes sociales como lo ha sido para los medios de comunicación y el periodismo. Alrededor del mundo, el modelo de negocios para vender noticias basado en publicidad se ha venido debilitando debido a la competencia imparable de la disponibilidad de noticias sin costo alguno a cualquier hora vía la tecnología móvil. Lo anterior ha cambiado de maneras evidentes los incentivos para los medios de comunicación, privilegiando el contenido digital que puedan monetizar a través de clics por encima de las noticias. Y claro, el sensacionalismo y el amarillismo venden más que la diaria auditoría que del poder hace el periodismo independiente; de ahí se explica la deprimente prominencia que en cuanto a espacio tienen la misoginia, objetivización de las mujeres y falsos escándalos de celebridades en los bienes raíces digitales de los medios de comunicación (locales e internacionales).

Pero eso no es periodismo. Tampoco son periodismo los retuits lambiscones a las cuentas oficiales del gobierno, sin contexto alguno para las audiencias. Ni cuentan como periodismo la transcripción leal del comunicado de prensa que algún profesional en comunicaciones redactó y distribuyó pocas horas antes del cierre de la edición, conteniendo la realidad photoshop de la propaganda gubernamental. El periodismo de verdad incomoda a los poderosos y no se basa en viralidad, clicks, o retuits. El periodismo de verdad tiene efectos en el mundo real: sacude estructuras de poder, ilumina donde hay oscuridad, eleva a las voces con menos representación mediática, transparenta injusticias y corrupciones. Es, en fin, una labor de exigencia y en sus mejores manifestaciones asigna responsabilidades y demanda respuestas. Es por eso que donde el periodismo es más necesario en los lugares en los que abunda la injusticia, la corrupción y los abusos de poder: lugares como El Salvador.

En 2016, cuando la revista independiente Factum cumplía 2 años de existencia, les dediqué unas líneas reflexionando sobre esta cualidad “súper poderosa” que tiene el buen periodismo, diciendo: “No nos dimos cuenta cuándo exactamente, pero de repente San Salvador se nos convirtió en Gotham, la ciudad ficticia creada por Bill Finger para situar el universo de Batman. Como Gotham, nos llenamos de policías corruptos, de empresarios que transan bajo la mesa, de mafiosos a los que les decimos narcos y de villanos de todos los tamaños. Lo que no venía en el paquete era Batman. (…) Y como no teníamos Batman, tocó inventarlo. En forma de periodismo que incomoda, que no pide permiso y que entre ofender o publicar, escogerá siempre publicar”.

Pero claro, a diferencia de Batman, no todo el mundo hereda fortunas. Y a nuestro periodismo nos compete a nosotros, la ciudadanía, apadrinarlo, cultivarlo y darle mantenimiento para que ejerza su función auditora del poder, sin manipulaciones de intereses económicos, esparcimiento de desinformación, o dependencia del amarillismo. Y una expresión de esta labor ciudadana de preservar el buen periodismo implica respetar a quienes lo ejercen de buena fe, procurando que las críticas no se vuelvan acoso y apoyándolos cuando es desde el poder que son perseguidos. ¡Gracias por tanto, periodistas ejerciendo en El Salvador!

Lic. en Derecho de ESEN, con maestría en Políticas Públicas de GeorgetownUniversity.@crislopezg