Defender la República

El resentimiento hacia quienes nos traicionaron en el pasado busca blindar de los mismos injustos privilegios a esta nueva élite política, una que ha resultado ser extremadamente oportunista y autoritaria

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El bloque oficialista junto a sus aliados de GANA, PCN y PDC, aprobaron la nueva normativa. Foto EDH/ Francisco Rubio

Por Andy Failer

2021-05-05 9:49:17

Cuando yo nací, los Acuerdos de Paz tenían un año, tres meses y once días. Muchas personas en El Salvador somos ya mucho más jóvenes que la democracia de nuestro país, esa que nació en el palacio de Chapultepec el 16 de enero de 1992. Pero sin importar la edad, las barreras generacionales y las diferencias de opinión, los pilares democráticos de nuestra República deben defenderse hasta las últimas consecuencias.
Quienes somos parte de la generación posguerra, somos hijos de un esfuerzo colectivo para tener un país más democrático. Nos corresponde voltear a ver el pasado con respeto; no todo se logró y quedaron compromisos pendientes, pero debemos apreciar la obligación de entender que no tenemos derecho a manosear una historia de reconciliación, no tenemos derecho a nublar un recuerdo de paz que asombró al mundo, no tenemos derecho a desgarrar las cicatrices de nuestra memoria fértil y retroceder en el tiempo. Esta patria no merece más sufrimiento.
Mientras escribo este texto, me cuesta asimilar que la joven democracia con la que crecí, ya no es igual. Lo que sucedió en el salón azul de la Asamblea Legislativa este pasado #1M, ha plasmado el futuro de nuestro país como un escenario amargo e incierto. La capacidad de convivir entre nosotros como personas civilizadas se rompe poco a poco a causa de este discurso altamente polarizante, el mismo que nos tiene parados en este limbo social y político. Sin embargo, no podemos permitirnos caminar hacia el futuro con pesimismo, debemos hacerlo con coraje. Por eso es importante que todas las personas, los partidos sensatos de oposición, colectivos sociales, gremiales, la academia y tanques de pensamiento, nos unamos en un solo frente democrático ante el unipartidismo y su régimen. Si cada quien lleva agua solo para su propio molino, nos estaremos condenando a ser débiles frente al régimen.
Nuestra República no puede ceder ante ellos, debemos encarar el futuro con decencia, resistir por la defensa de nuestros derechos y la conquista de los que hacen falta, luchar por un país justo, moderno y empático. A mi generación le toca pararse al frente, debemos hacerlo con firmeza, determinación y dispuestos a no dejar a nadie atrás. Es necesario recoger la memoria y el esfuerzo de las generaciones anteriores para discernir entre lo que podemos hacer y lo que no debemos hacer, solo así caminaremos más lejos. No hacen falta mantras vacíos y tampoco desempolvar las viejas consignas, pero todas las personas y colectivos que quieran seguir viviendo en una República, debemos estar en la misma sintonía.
El resentimiento hacia quienes nos traicionaron en el pasado busca blindar de los mismos injustos privilegios a esta nueva élite política, una que ha resultado ser extremadamente oportunista y autoritaria, pero también debemos tener cuidado, la defensa de la democracia no libra de pecados a aquellos que han abusado históricamente de lo público. Finalmente, no podemos ser ilusos, estamos frente al inicio de varios años muy oscuros para nuestro país; por ello es que insisto, debemos estar unidos, no podemos alzar nuestra voz solo por separado, no podemos permitir que la oposición se fracture en pequeños grupos. Hará falta resistir, y la resistencia debe ser una sola.

Comunicólogo y político