Tarde o temprano

En nuestro país vemos con frecuencia los dos tipos de casos, los de un marcado desagradecimiento con quienes han hecho mucho bien por todos nosotros y aquellos en que se castiga a personas por haber hecho lo correcto. Dos ejemplos recientes de esto son la remoción de la Jueza Sexta de Sentencia por haber dado un fallo conforme a su conciencia, y al estricto cumplimiento de las leyes. Su conducta indicó valor y carácter. El otro es la indiferencia para con los médicos y personal paramédico que trabajó en primera línea en los momentos más críticos de la pandemia y que ahora son despedidos sin más

descripción de la imagen
El delantero mexicano Jahir Barraza se convirtió en el cuarto extranjero de Santa Tecla, para el Clausura 2022. Foto EDH / Milton Aparicio de Fanáticos

Por José María Sifontes

2022-01-07 4:31:12

No hay peor carga para un ser humano que la culpa. Te va a acompañar toda la vida, y no importa cuántas buenas acciones hagas para enmendar las malas, éstas siempre sobresaldrán y te marcarán para siempre. Si crees en Dios, tarde o temprano te imaginarás rindiendo cuentas al Creador y avergonzándote de tus acciones negativas, y si tienes tendencias esotéricas sentirás inquietud cuando alguien mencione la palabra karma. Fedor Dostoievski toca con amplitud y gran penetración psicológica este tema en Crimen y Castigo (y en muchas de sus otras obras), describe la ambivalencia que se apodera de la mente del culpable y le lleva a buscar el castigo como el único medio de redención. Parece contradictorio, pero mientras menos mala es una persona la culpa es más intensa, el remordimiento más agudo.

Todos hemos hecho cosas de las cuales nos avergonzamos, y no existe persona que no se sienta culpable de algo. A veces la cólera nos hace tener conductas reprochables, a veces actuamos mal influenciados por otros, y aquí el sentimiento de culpa es principalmente debido a nuestra falta de carácter y a nuestro temor de decir no. Pero hay grados en la maldad de las conductas, y las peores de ellas son cuando nuestras acciones dañan y castigan a alguien inocente o cuando somos desagradecidos con quienes nos ayudaron en tiempos de dificultad. De lo primero hablamos en un artículo anterior, al comentar el deber de los fiscales cuando conocen que un acusado es inocente.

Lamentablemente en nuestro país vemos con frecuencia los dos tipos de casos, los de un marcado desagradecimiento con quienes han hecho mucho bien por todos nosotros y aquellos en que se castiga a personas por haber hecho lo correcto. Dos ejemplos recientes de esto son la remoción de la Jueza Sexta de Sentencia por haber dado un fallo conforme a su conciencia, y al estricto cumplimiento de las leyes. Su conducta indicó valor y carácter. El otro es la indiferencia para con los médicos y personal paramédico que trabajó en primera línea en los momentos más críticos de la pandemia y que ahora son despedidos sin más. Cómo contrasta esta actitud con la que se observa en otros países en donde a los trabajadores de primera línea se les aplaude por donde pasan y sienten el agradecimiento del Estado y de la gente. Son más de doscientos médicos los que en nuestro país han dado su vida por tratar de salvar a otros, y aún más de personal paramédico. No hay profesional de la salud que no haya perdido colegas, amigos y colaboradores en esta pandemia, y duele ver toda esa indiferencia. Conozco y conocí personal de primera línea y sé que como humanos han tenido o tuvieron miedo (cómo no tenerlo cuando se examina a un paciente que está expectorando billones de partículas virales a centímetros de distancia), pero dicen que el valor no es no tener miedo sino hacer lo que se debe, aunque se tenga.

No se entiende cómo se puede justificar cosas como las mencionadas. Aunque los mecanismos de defensa psicológicos pueden ayudar a aliviar la culpa no son permanentes y eventualmente el peso de la evidencia predomina. Puede ser pronto o puede llevar tiempo, pero siempre llega. No hacer a nadie lo que no quisieras que te hicieran a ti es algo que aprendimos desde niños. ¿Ha cambiado eso que se creyó tan firmemente?

Médico Psiquiatra.