Un pueblo dormido

Estamos por caer en un precipicio ya que Bukele, con un ego enfermizo y prepotente, cree que el 95% de aprobación y las decisiones aberrantes de los diputados obedecen a un mandato del pueblo.

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Laura cumpliría 27 años el 25 de junio próximo. Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.facebook.com/photo?fbid=10158057881785911&set=gm.465194047895582

Por Teresa Guevara de López

2021-05-08 3:31:36

El #1M está en nuestra historia, como otra triste secuela del 9F, cuando los nuevos diputados valiéndose de su abrumadora mayoría, y servilmente obedeciendo a las órdenes del Presidente, levantaron la mano para destituir a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y al Fiscal General, eligiendo a sus sustitutos entre sus incondicionales.
Semejante atentado contra la separación de poderes y la concentración del mismo en una sola persona, provocó una condena unánime de países de alta tradición democrática, de la OEA, la ONU y la Unión Europea. Como respuesta, Bukele convocó al Cuerpo Diplomático acreditado para una reunión privada, sin cámaras ni prensa, para convencerlos de la legitimidad de los actos realizados por la Asamblea Legislativa. Después de dos horas de despotricar con la verborrea que le caracteriza y perdido el autocontrol, se atrevió a criticar de manera incalificable y grosera a empresarios y gremiales, que como no comparten sus desatinos, los considera oposición. Pero sus seguidores y troles, un pueblo dormido en la ignorancia, aplauden sus desaciertos insultando a quienes rechazan los atentados contra la democracia.
Sin medir las consecuencias, la reunión privada se transmitió en cadena nacional, lo que permitió a los televidentes comprobar, muy avergonzados, del ridículo que hizo el Presidente y sus comentarios ofensivos para los países amigos, cuando los diplomáticos en periódicos y redes sociales, hicieron pública su indignación ante el engaño sufrido. Y Bukele todavía pide que le expliquen el porqué de la condena universal.
La ausencia del Encargado de Negocios de Estados Unidos es un rechazo al desprecio de Bukele a los señalamientos de senadores y congresistas, incluida la Vicepresidenta Harris, poniendo el riesgo el incipiente acuerdo con el FMI por $1,600 millones, tan necesario para hacer frente a las necesidades de un presupuesto desbalanceado y a la inmensa deuda pública que casi alcanza el 90% del PIB. No le importan los millones de salvadoreños en situación ilegal en EE.UU. que esperan una reforma migratoria favorable. Inútiles los millones invertidos en mejorar su imagen ni la inútil figura de la embajadora en Washington.
Ayer, por iniciativa del Ministro Alabí, se aprobó la Ley que elimina la aplicación de LACAP y favorece la impunidad, quitando toda responsabilidad a funcionarios que realizaron compras durante la pandemia (casos de corrupción investigados por la FGR) con dispensa de trámites y efecto retroactivo, cuando el efecto retroactivo solo aplica en rama penal, si favorece al imputado. Pero esta ley permite que los funcionarios sigan beneficiándose de sus cargos, haciendo uso discrecional de los recursos del Estado como lo hicieron durante la pandemia.
Reformaron la Ley de Imprenta para suprimir un incentivo fiscal vigente, que encarecerá los libros de todo tipo, pero es una venganza contra los medios críticos del gobierno.
Estamos por caer en un precipicio ya que Bukele, con un ego enfermizo y prepotente, cree que el 95% de aprobación y las decisiones aberrantes de los diputados obedecen a un mandato del pueblo. Pero un pueblo ignorante, dormido y anestesiado con bonitas palabras y falsas promesas, que despertará cuando se terminen los paquetitos, aumente el desempleo, la pobreza y el hambre, al convertirse El Salvador en un Estado fallido, por no poder cumplir con sus compromisos internacionales. Igualmente responsables son los que por comodidad no votaron y los que votaron por el tirano, pensando solo en sus propios intereses.

Maestra.