Escuela de Gobierno

Una Escuela de Gobierno que brinde programas de formación referentes a temas relativos a la administración pública y liderazgo político, apegado a los valores liberales clásicos

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A la hora de abordar las unidades de transporte tampoco hubo distanciamiento físico. Foto: EDH / Menly Cortez

Por Luis José Samayoa Rodríguez

2021-04-13 5:52:39

Nuevos aires se respiran en la función publica y vienen haciendo eco debido a la proximidad de la fecha en la que muchos nuevos funcionarios entrarán al ruedo legislativo y municipal, así como también uno que otro viejo conocido que tendrá una nueva oportunidad para demostrar, con hechos y no palabras, por qué fue nuevamente electo por la población. Los retos y las dificultades se han incrementado en todos los ámbitos sociales y las necesidades de la población son aún más latentes, por lo que la gestión de recursos e implementación de acciones con fines públicos deberán ser mejor diseñadas y ejecutadas por las partes involucradas.
Ante una renovación de perfiles en los órganos del Estado se vuelve menester retomar lo que por muchos años no se ha hecho, y es la formación constante de quienes ejercen la función pública a través de una escuela de gobierno, con el objeto principal de formar personas comprometidas con la transformación de El Salvador y que con su liderazgo efectivo, democrático y transparente transformen la forma de hacer política en el país. Este mecanismo ha sido implementado en diversos países, como por ejemplo Colombia, Perú, Chile, así como también por entidades no gubernamentales como la Organización de Estados Americanos (OEA), donde ha existido un trabajo articulado de los sectores públicos y privados, a través de diversos ejes de formación y aprendizaje continuo, lo cual refleja resultados graduales de mejora y aliento para los países, quienes gobiernan y por supuesto, los gobernados.
Una Escuela de Gobierno que brinde programas de formación referentes a temas relativos a la administración pública y liderazgo político, apegado a los valores liberales clásicos. Lo anterior, acompañado por un equipo de capacitadores e interventores cuya visión sea la gestión adecuada de los recursos destinados a las inversiones sociales que son necesarias para atender las necesidades de país.
A través de una academia con estas características se forja el compromiso de formar una nueva élite política comprometida con una mejor gobernanza republicana, en donde se fomente una postura institucional a favor de la libertad política y económica, sin dejar a un lado la finalidad social que conlleva el ejercicio de la función pública, sumándose y apegándose principios de tolerancia y el dialogo con respeto, que refleje un clima de discusión y debate constructivo dentro y fuera de las aulas y salas de conferencia.
Por lo anterior, deberá tomarse a consideración el ejecutar un trabajo articulado con la academia y los sectores públicos y privados en general, para lograr brindar insumos y herramientas que aporten a nuestros gobernantes como parte de la formación de una clase política comprometida que gobierne con base a los principios de una república constitucional libre y soberana.
Tal y como en su momento lo dijo el filántropo Nelson Mandela, “la educación es la mejor arma para cambiar el mundo”, la educación y la formación continua deberán ser pilares con objetos a corto y largo plazo en donde esto sea parte de la creación de una sociedad más justa y la modernización y el desarrollo del país.

Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador