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Ideas, sueños y miedos

El problema central es que se están retirando de plazas fijas a personas con la experticia necesaria para llevar a cabo las mutaciones correctas; sin embargo, la vendetta y la deuda política ubican en posiciones estratégicas a personas que nunca antes han estado en la administración pública, y que se convierten en autómatas que siguen órdenes inobjetables.

Por Rodrigo Barba
Analista

Es importante saber qué hacer con las ideas, los sueños y los miedos.

La sociedad salvadoreña ha ingresado en un período de convulsión, movido por dos factores fundamentales: una renovación generacional y un cambio en el manejo de la economía.

Ambas cuestiones requieren un análisis.

La renovación generacional se está dando, sobre todo en los puestos de gobierno, y el problema central es que se están retirando de plazas fijas a personas con la experticia necesaria para llevar a cabo las mutaciones correctas, que pueden darle estabilidad a la sociedad, en la transición de una generación a otra en el manejo del Estado; sin embargo, la vendetta y la deuda política ubican en posiciones estratégicas a personas que nunca antes han estado en la administración pública, y que se convierten en autómatas que siguen órdenes inobjetables.

No está de más señalar que la educación en El Salvador, durante las últimas cincuenta décadas (por no decir cinco siglos), ha sido deficiente y ha estado siempre atrasada con respecto a los vaivenes mundiales, y a los tejes y manejes de la tecnología de Silicon Valley.

El gran salto tecnológico que el gobierno actual propulsa (¿promulga?), de llegarse a concretar, dejará rezagados que caerán en desgracia, si no logran adaptarse a la nueva lógica cibernética.

Y además está el cambio en el manejo de la economía.

El Salvador lleva mucho tiempo dependiendo de las remesas; el aparato productivo está deprimido y, aunque existe una sobresaturación de la oferta (en su mayoría bagatelas y mercancía innecesaria), la deuda pública cada vez es más grande, volviendo inviable cualquier dinámica de consumo. Eso genera fracturas indisolubles en las grandes corporaciones, en las medianas empresas y, en los microempresarios o emprendedores o personas, que venden lo que pueden en un país donde esa parece ser la única frenética salida.

Por otra parte, está el cambio en la política monetaria; al tener en vigencia tres monedas distintas, el casi difunto colón que solo podría ser traído a la vida como criptomoneda, el dólar que ha entrado en una crisis que nos excede y el bitcoin que más parece formar parte de una estafa piramidal (donde se busca extraer metadatos de los usuarios y generar un proceso de acumulación de capital digital por medio de rituales steampunk de corta duración, y sin registro fiscal, porque se están usando tokens), las tres monedas, representan un riesgo económico insoslayable.

Frente a ese panorama las ideas son herramientas imprescindibles, pero ¿de qué fuente brotan?, ¿cómo se originan?, ¿qué nos asegura que funcionarán?

Las ideas son constructos heredados que dan respuesta a problemas y dan sentido a la vida.

Las fuentes para extraerlas son diversas, desde la mass media, pasando por libros y la tradición oral, hasta llegar al momento interior de cada individuo, donde es capaz de imaginar puentes entre conceptos que antes no existían en su cabeza.

Ahora bien, para que cobren vida es necesario introyectarlas en la realidad, y ponerlas a prueba con las personas y las cosas.

Otra herramienta imprescindible son los sueños, fragmentos del inconsciente que mezclan recuerdos, fantasías, emociones, terrores ancestrales y proyecciones del no-tiempo.

Son necesarios cuando no encontramos solución a los problemas y, a su vez, son faros en la oscuridad, de los que las grandes corporaciones se aprovechan, para susurrarle al cerebro deseos y pasiones, que empujen a las personas a consumir sin control, para llenar un vacío que nos ha sido impuesto.

Finalmente están los miedos, de lo que abusan políticos, empresarios descabellados y gente sin escrúpulos. Son el instinto más poderoso de la humanidad, pero pocas veces se nos enseña a dominarlos y a usarlos para sacar lo mejor de nosotros mismos; por lo general, son empleados a la inversa y entonces, las personas buscan escapar de ellos, alienándose al mito de su preferencia y perdiendo el control de su voluntad.

Por eso digo que es importante saber qué hacer con las ideas, los sueños y los miedos, porque cualquiera puede venir y usarlos en tu contra y sin remordimientos.

 

 

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