El papel de la educación en una sociedad posconflicto

No podemos negar que se han realizado transformaciones durante los últimos 30 años en el ámbito educativo, pero estas son pequeños pasos, de modo que aún no parece que el asunto sea prioritario para las autoridades.

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Rinocerontes negros en la sabana de Lewa Wildlife Conservancy. AFP

Por Fredy Contreras

2022-01-19 7:05:05

El pasado 16 de enero se celebraron 30 años de la firma de los Acuerdos de Paz de El Salvador, un cese a los 12 años de conflicto armado que el país atravesó. Luego del acontecimiento se impulsaron reformas y se pretendía impulsar políticas públicas que atendieran la desigualdad social, económica y cultural. Lo anterior resulta vital, pero ¿cuál ha sido el papel de la educación durante estas últimas tres décadas para consolidar la paz?

Si bien la consolidación de la paz en el país no es una actividad que concierne directamente al ámbito educativo, este desempeña un papel de suma importancia en la sociedad postconflicto. Me atrevería a decir que la educación es la herramienta más poderosa para promover nuevas relaciones sociales basadas en la tolerancia y el respeto hacia la diversidad de pensamiento. Entonces, es preciso evaluar si el sistema educativo salvadoreño ha cumplido con tal cometido.

Tras la firma de los Acuerdos de Paz, la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) implementó el Programa Cultura de Paz en El Salvador para contribuir al proceso de reconstrucción de la sociedad salvadoreña. Los objetivos y metas del programa no se terminaron de concretar, pero influyeron en la creación de políticas sociales como el Plan Decenal de Reforma Educativa en Marcha propuesto para la década de 1995-2005.

El plan decenal de Educación para la década de 1995-2005 tenía por objetivo crear un plan educativo basado en una cultura de paz, valores y democracia. No obstante, según indica Amaral Gómez Arévalo en su artículo Educación para la paz en el sistema educativo de El Salvador, la realidad fue otra: “En vez de formar en dichos valores, y en consonancia con las políticas económicas aplicadas a partir de 1995, la educación ha estado al servicio de la incorporación en el nuevo orden mundial económico por parte de la sociedad salvadoreña”.

Posteriormente, se crearon muchos otros planes educativos que pretendían promover una cultura de paz. Sin embargo, tales medidas no se llevaron del todo a la práctica; la educación se enfocó en preparar a la población para incorporarse al dinamismo económico regional. Tal situación dejó nuevamente sin poder resolver con éxito ese reto planteado tras la firma de los Acuerdos de Paz.

¿Cómo podemos lograr la educación para la paz en un sistema educativo que aún refleja una cultura de violencia? Ello resulta difícil cuando ha sido el mismo sistema quien ha excluido a miles de niños, niñas y jóvenes de una educación de calidad; cuando los maestros no han tenido la preparación pedagógica necesaria; cuando la infraestructura de muchas escuelas a lo largo del país no posee las condiciones mínimas para que se mantenga un ambiente de aprendizaje digno. Y no podemos negar que se han realizado transformaciones durante los últimos 30 años en el ámbito educativo, pero estas son pequeños pasos, de modo que aún no parece que el asunto sea prioritario para las autoridades.

Todos estamos comprometidos con la construcción de un mejor El Salvador, pero eso solo se logrará con un sistema educativo que responda a las actuales necesidades sociales; que le brinde a cada niño, niña y joven de este país las habilidades y los conocimientos fundamentales para encarar adecuadamente los diversos escenarios que deberá de enfrentar en la vida. La educación es la única arma que poseemos en tiempos de paz, la cual es la piedra angular de una sociedad en desarrollo, pues solo con ella podremos ir cerrando poco a poco las brechas sociales que aún resiente nuestro país.

Estudiante de Ingeniería de Negocios

Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)