Género y poder

Mientras haya un ser humano, hombre o mujer, que no se deje arrastrar por el torbellino de las ideas en boga, su inteligencia buscará la verdad aún bajo capas de teorías e ideologías reduccionistas y totalitarias

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Foto Pixabay

Por Carlos Mayora Re

2019-12-13 7:06:18

El poder no se conforma con medias tintas. Una vez se posee, si no encuentra pesos y contra pesos en la sociedad, quien lo detenta tiende a ser totalitario; es decir, pretende controlar todos los aspectos de la vida de las personas, tanto los personales como los sociales.
Esto no es nuevo. Experimentos totalitarios ha habido desde siempre: en el Lejano Oriente los monarcas absolutos pretendían para sí el estatus de divinidades; la República Romana terminó siendo un imperio decadente en mano de emperadores desquiciados que acapararon para sí todo el poder; las monarquías absolutas europeas de los siglos XVI y XVII quisieron controlar, incluso, lo que la gente debía pensar… Más cerca de nosotros se alza la ideología totalitaria de los revolucionarios franceses, que destruyeron el mundo tal como era conocido a fuerza inocular ideas y después cortar cabezas… Y, en fin, los intentos nefastos de imposición de totalitarismos a cargo de las ideologías marxista y nacionalsocialista que sumergieron al mundo en las mayores guerras de todos los tiempos, por la pretensión de crear un “hombre nuevo”, que rompiera con su pasado y estuviera al servicio del Estado.
Ahora nos enfrentamos a un nuevo intento de dominarlo todo a partir de una “nueva” antropología, que queriendo re definir al ser humano, termina por destruirlo en su núcleo íntimo para construirlo a conveniencia a partir de los escombros. Es la llamada teoría, enfoque, mirada, etc., de género, que en el fondo es una ideología más: una teoría de escritorio diseñada entre aulas académicas y conciliábulos de poder, que pretende decirle a la realidad cómo son las cosas, en lugar de observar, encontrar leyes y patrones, comprender y construir… como hace la ciencia, su mortal enemiga.
Como toda ideología, no busca la verdad ni el bien común, sino la conquista de voluntades para utilizarla para fines precisos, muchas veces inconfesables. Para su instalación echa mano del engaño y la ambigüedad, pues quien pretende manipular, no manifiesta sus fines abiertamente.
Busca imponerse mediante el ejercicio del poder no violento: los votos, la propaganda, la educación, el arrebatar a los padres del derecho de educar a sus hijos, el “mainstream” del entretenimiento, la agenda de las noticias globales; para alcanzar el poder absoluto. Parte de la presión supranacional para llegar a los pueblos y naciones, por medio de la instauración de unas nuevas modas, nuevas leyes, nueva cultura.
Es una ideología que, en aras de la igualdad termina suprimiendo todas las diferencias. Sobre el presupuesto antropológico de que cada uno debe construirse a sí mismo, y para ello evitar cualquier imposición externa a sí mismo, termina creando una nueva sociedad en la que nadie sabe a ciencia cierta quién es, y que reduce de manera simplista (y por tanto muy manipulable) la humanidad de las personas a su preferencia sexual, o a las relaciones de poder en razón de un rol social impuesto por los fuertes.
Sin embargo, la búsqueda del control totalitario de la sociedad, la búsqueda del poder absoluto se ha encontrado a lo largo de la historia dos obstáculos insuperables: el primero es que el poder absoluto es imposible, al menos en las sociedades humanas integradas por personas libres; y el segundo es la pura y dura realidad: el ser humano no es lo que conciben los ideólogos de género, marxistas o fundamentalistas religiosos, sino lo que es: un ser libre e inteligente… quizá manipulable, pero no por mucho tiempo.
Mientras haya un ser humano, hombre o mujer, que no se deje arrastrar por el torbellino de las ideas en boga, su inteligencia buscará la verdad aún bajo capas de teorías e ideologías reduccionistas y totalitarias, al mismo tiempo que su corazón descubrirá el bien y se orientará hacia él como objetivo personal y comunitario. Siempre hay esperanza.

Ingeniero.

@carlosmayorare