El Sahel, a la hora de la verdad

Gobernabilidad en tela de juicio a raíz en varios países de la región del Sahel, presencia militar permanente forzada para Francia, incomprensión de las opiniones públicas, el círculo vicioso de una deriva se ponía en marcha a la cual el Presidente francés quiere poner fin para que cada quien tome sus responsabilidades volviendo a los objetivos esenciales

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Foto: AFP

Por Pascal Drouhaud

2021-06-14 6:50:04

Es poco decir que la región del Sahel, en África, atraviesa tiempos de tensiones y de violencia agravadas mientras las fuerzas internacionales que combaten en esa zona del Sahara, principalmente los franceses, están adaptándose a esa situación. Mauritania, Malí, Burkina Faso, Nigeria, Chad constituyen una banda que atraviesa la región del Sahel y Sahara con una superficie de casi 4 millones de km2.
Desde hace tres meses, varios eventos graves aceleran la impresión de una degradación de la situación cambiando el esquema global: golpe de Estado en el Malí en agosto, país donde Francia intervino militarmente en 2013 para evitar que los yihadistas lleguen en la capital Bamako y también El Salvador tiene tropas en misión de paz, ilustró el principio de una deriva política regional. La muerte del Presidente del Chad, Idriss Deby Itno, en unos combates contra rebeldes en el norte de la capital el 20 de abril de 2021, estabilizó la alianza militar con los países africanos aliados, el Chad siendo el pilar de este eje estratégico. Las últimas masacres en el norte del Burkina Faso, principalmente en el pueblo de Sohlan, donde los grupos islamistas mataron mas de 160 personas en la noche del 4 al 5 de junio pasado, han creado un choque tanto en las poblaciones como en los gobiernos.
Sin duda, el nuevo golpe de Estado en el Malí, el 25 de Mayo pasado, llevando al poder el Coronel Assimi Goïta, hombre fuerte de lo que queda del ejercito del Malí, apartando por la fuerza el Presidente de transición Baw N’Daw, constituyo sin duda para Francia y una parte de la comunidad internacional involucrado militarmente y económicamente en la región, la gota que hizo desbordar el vaso. Desde 2013, la comunidad internacional se comprometió en un país, el Malí y una región, el Sahel, sometida a la presión de los movimientos integristas islamistas que aprovecharon de la caída de regímenes fuertes a raíz de las “Primaveras Árabes” y de la desaparición del coronel Kadhafi en 2011, para expandirse a la vez militarmente e ideológicamente.
De la Operación “Serval”, los franceses en alianza con varios países africanos y europeos, establecieron la Operación “Barkhane”: más de 5,100 militares profesionales, fuerzas especiales cubren una región de igual grande como Europa. El objetivo hasta ahora se inscribía en una lógica de “containment”, de control de expansión de grupos que usan el manejo del terror, al igual de una estrategia de guerrilla que tan bien vivió El Salvador en los años 1970-1980, prosperando sobre un terreno social caracterizado por problemas de desarrollo.
La comunidad internacional bajo el mandato de las Naciones unidas, estableció la Minusma, misión pluridimensional integrada de las Naciones unidas para la estabilización del Malí ofrece acciones diferentes, de apoyo a la vez técnico, de protección de los civiles, de sitios culturales, para los derechos humanos y estabilización de la transición. Nueve años después de una instalación permanente militar, y ante una degradación política, Francia a través una declaración de su Presidente, Emmanuel Macron, decidió transformar de manera “profunda” la forma de su presencia en la región del Sahel.
Trueno en el Sahel, llamando a la responsabilidad a todos los actores de la región e internacionales, principalmente europeos, frente a una guerra contra el terrorismo islamista que dura, sin la definición de un horizonte tanto las situaciones políticas nacionales locales parecen degradarse. Francia no quiere estar en una trampa de seguridad al igual de los eventos de esos últimos años en Afganistán o, pensando, en otros tiempos y diferente forma de intervención militar, en el Vietnam. Presentes en varias bases militares, garantizando un despliegue aliando acción militar y apoyo logístico, que sea en Dakar (Senegal), Abidjan (Costa de Marfil), Gao y Tessalit (Malí), Niamey (Nigeria) o N’Djamena y Faya Largeau (Chad), el Presidente francés acaba de anunciar el fin de la Operación “Barkhane” para adaptarse a las nuevas formas de lucha contra el peligro terrorista.
Esa nueva fase se hará en favor de la fuerza “Takuba” que privilegia el compromiso con los aliados europeos y la integración de sus fuerzas. Por cierto, 9 años después, Francia ha pagado, al igual de varias aliados africanos como el Chad, un precio alto: 51 de sus soldados murieron en acciones. El precio financiero queda elevado y las perspectivas de una solución al conflicto no aparecen. Emmanuel Macron llama a la responsabilidad de todos: la lucha contra el integrismo islamista en el combate de los europeos que enfrentan en sus fronteras el peligro, habiendo sufrido varios atentados desde anos. En África, la adaptación táctica se adapta a la situación militar y política privilegiando desde entonces, la integración de fuerzas europeas y africanas en “Takuba”.La columna vertebral operacional quedará francesa pero todos los actores involucrados estarán desde ahora comprometidos en una lucha cuyas consecuencias políticas tienen influencia tanto en África del Oeste, como en el espacio Mediterráneo y Europa.
Gobernabilidad en tela de juicio a raíz en varios países de la región del Sahel, presencia militar permanente forzada para Francia, incomprensión de las opiniones públicas, el círculo vicioso de una deriva se ponía en marcha a la cual el Presidente francés quiere poner fin para que cada quien tome sus responsabilidades volviendo a los objetivos esenciales: luchar contra los movimientos extremistas y favorecer las bases democráticas de regímenes cuyo objetivo debe inscribirse en el desarrollo duradero de África Occidental. El reajuste francés tendrá sin duda consecuencias sobre la misión internacional de la ONU. Sin duda, consistirá en un reajuste estratégico en una región.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr