Las verdades de El Salvador

Es indispensable que El Salvador cuente con una oposición política organizada y que ésta cuente con las herramientas analíticas necesarias. No es demasiado tiempo. No hay tiempo que perder.

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Carlos "Gullit" Peña anotó su primer gol en la liga de El Salvador. Foto EDH / Jonatan Funes

Por Carmen Martínez

2021-06-09 6:52:06

Es verdad que Bukele consolidó su poder el 1° de mayo de este año.
Es verdad que para lograr el control total de la población, Bukele llevó al país a un nivel de endeudamiento tan alto de no poder ser sostenible en el futuro próximo.
Es verdad que Bukele utilizó “realpolitik” en cada una de las fases previas a las elecciones y que la sigue utilizando. El diccionario define “realpolitik” como un sistema o principios basados en lo práctico, y no sobre consideraciones morales o ideológicas.
Es verdad que Bukele, en un feudo innecesario con los Estados Unidos, utilizó el Acuerdo Marco con la China como bandera de nuestra nueva ínternacionalidad. Sí, El Salvador es ahora “A World Player”, como se puede ver con la competencia internacional de surfers!
China ha proporcionado la vacuna anti-covid a El Salvador a un costo. Para ello, China estableció una línea de crédito de mil millones de dólares para los países más pobres del mundo. La campaña de vacunación, aún con costos desconocidos, se ha manejado eficientemente para el beneficio del pueblo.
El Acuerdo Marco con China, aunque podría tener un elemento importante concesionario, tendrá siempre costos, el más importante de todos, es que los proyectos por financiar no generarán ningún empleo salvadoreño.
Los costos o beneficios de tales decisiones no son predecibles porque todo, absolutamente todo, está en juego.
Bukele anunció “el quinto paso” este 1 de junio. Diseñado para erradicar la presencia del sector privado en las instituciones públicas del Estado.
Nos preguntamos ¿cuántos pasos más y hacia dónde?
También es verdad que la respuestas de la oposición política salvadoreña a los excesos de Bukele no ha demostrado, hasta el momento, una posición coherente, analítica y estratégica. Esta oposición responde a cada maniobra de Bukele, casi de una manera automática.
El sector privado tradicional ha buscado apoyo en Washington sin resultado alguno.
Las manos de Washington, nuestro principal accionista, están atadas por la aplastante decisión del pueblo salvadoreño, quien eligió a Bukele, su Asamblea Legislativa y sus alcaldes.
Los Estados Unidos no puede responder a tal expresión democrática, otra que una pequeña demostración de descontento de parte the USAID por los eventos del 1 de mayo.
La negociación con el FMI parece ahora un poco lejana, sin conocer las razones reales por tales retrasos. El “quinto paso” anunciado por Bukele no es tradicionalmente una medida que el FMI vería inclusa en un acuerdo.
Pero ¿cuáles serían las respuestas de una oposición que se concentre en cambiar el ciego apoyo del pueblo salvadoreño a Bukele y su clan? ¿Y qué podría ofrecer una oposición como tal, como alternativa al liderazgo que Bukele ha demostrado hasta ahora?
La respuesta seguramente sería una reestructuración profunda de ARENA y del FMLN, acompañada de líderes emergentes jóvenes, capaces y con un compromiso real con el país. Nuestro Tiempo y Vamos, partidos nacientes, tendrán también, necesariamente, que montar plataformas y campañas mirando hacia los próximos dos años y medio.
Es indispensable que El Salvador cuente con una oposición política organizada y que ésta cuente con las herramientas analíticas necesarias.
No es demasiado tiempo. No hay tiempo que perder.

Economista/Finanza Corporativa