El aceite de oliva extra-virgen es una bendición incomparable. Sus propiedades naturales lo convierten en una excelente fuente de lozanía y vigor para todos aquellos que tienen las posibilidades de consumirlo en su dieta alimenticia cotidiana. En la cultura mediterránea consumir aceite de oliva extra-virgen es algo muy normal, y por ende, no es de extrañarse que la mayoría de la producción del aceite de aceituna provenga de España, Italia, Grecia, Turquía, Marruecos o Túnez.
Según la cultura popular mediterránea, si todos los días, ingerimos 2 cucharaditas de aceite de oliva extra virgen, reducimos el riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares, disminuimos los niveles de colesterol, triglicéridos y diabetes; incrementamos el colágeno en nuestra piel y cabello, y ayudamos a todos los órganos internos de nuestro cuerpo, incluyendo el cerebro, a regenerarse apropiadamente. En una frase: consumir aceite de oliva extra virgen es agregarle al menos 10 años de “calidad” a nuestra cronología de vida.
Existe evidencia arqueológica que data del uso del aceite de oliva desde los tiempos neolíticos (6,000 antes de la era cristiana). Sin embargo, consumirlo era ya un estilo de vida para nuestros ancestros desde la edad de bronce. Por lo tanto, no temo en asegurar que en agro-negocios, si un producto nos ha acompañado en toda nuestra historia, ese es el aceite de oliva.
El aceite de oliva extra virgen tiene su torneo anual de categoría premium, en reconocimiento a su excelencia tanto a nivel local, regional e internacional. Hace solo unos días, el pasado viernes 10 de mayo se realizó la competencia mundial de aceite de oliva en Nueva York. Este certamen se llama NY100C World Olive Oil Competition, y es el más reconocido evento en su industria. Este certamen se realiza una vez al año, y los ganadores del evento son considerados como los mejores aceites de oliva extra-virgen en diferentes categorías: frutales, variedades, blends y procesos de extracción (artesanales o industriales). Este año se reconocieron a 552 marcas de 23 países, de un total aproximado de 1,000 competidores.
Para los productores, recibir un premio en este certamen les augura un reconocimiento que se traslada a un aumento en sus ventas, además de una gratitud merecida por su pasión y dedicación a los olivares. Más allá de galardonar el aceite, se trata de homenajear la conexión entre el agricultor, quien con su amor por la tierra, realiza una faena excepcional del cuido del olivar para la floración y producción de frutos de inigualable calidad. Las aceitunas al exprimirse, ofrecen un sabor inigualable de aceite de oliva extra-virgen que acá en el país no conocemos. A El Salvador solamente nos llega una cantidad muy reducida de marcas. Sin embargo, aún con dichas limitaciones, su prodigalidad es un tesoro, razón por la cual se le llama “oro verde”, joya en salud que pocas personas conocen.
El refrán “flor de olivo en mayo, aceite para el año” denota el tiempo esperado exacto para la floración de los árboles de olivo, el mes que permite la maduración correcta y abundancia necesaria para su producción anual. La floración en los olivos es consecuencia de lo que el árbol experimenta durante un año previo en cuanto a condiciones externas, como agua, nutrientes del suelo, vientos, temperaturas, etc. Aparentemente solo el 2% de las flores llega a ser aceituna y estos frutos son los que se convierten en aceite extra-virgen, el oro verde aterciopelado que los salvadoreños deberíamos saborear para pensar y vivir mejor de ahora en adelante.
MBA-MEngCEO-Fundadora de EleonoraEscalante Strategy.www.eleonoraescalantestrategy.wordpress.com