OPINIÓN | La incompetencia del gobierno y su concomitante odio: causas de las caravanas hacia el Norte

¿Se trata de desprestigiar al adversario aun cuando este adversario ya no existe como tal? Sí, es evidente, pero primordialmente se trata de infundir miedo en la población y en los sectores críticos a la administración Bukele por su falta de políticas de gobierno y de Estado, y actitudes dictatoriales.

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Carlos E. Vela. Foto Cortesía

Por Carlos E. Vela

2021-07-26 7:17:07

Los recientes arrestos de exfuncionarios de la administración Funes van a poner a prueba la independencia del sistema judicial y las cortes en El Salvador.

¿Acaso se trata de desprestigiar al adversario, aun cuando este adversario ya no existe como tal? Sí, pero primordialmente se trata de infundir miedo en la población y en los sectores críticos a la administración Bukele.

Las nivelaciones de sueldo en los gobiernos en El Salvador han existido siempre. Durante la época de los militares, por ejemplo, se daban cupones para el rancho, la gasolina y otros bienes convenientes. La nivelación era en bienes, no en dólares, pero era parte de la compensación de los militares favorecidos. Es posible que las nivelaciones de salario en su forma actual comenzaron durante la guerra civil. Es una práctica de los EE.UU. para soldados y civiles laborando en zonas de conflicto armado, y se le conoce como “compensación diferencial”, considerándose parte del pago merecido por la persona que trabaja bajo condiciones de alto riesgo, extrema inconveniencia (hardship) o demanda extraordinaria. También se le conoce como incentivo de pago (“incentive pay”). En todo caso, para cuando Funes llegó a la presidencia, como lo manifestó Saca en su declaración ante la comisión legislativa de investigación de sobresueldos, ya era una práctica en la compensación de los funcionarios.

En la teoría del Estado la práctica puede hacerse ley no escrita hasta que se abroga legalmente. Esto es más prevalente en la era moderna actual, con una mayor uniformidad cultural, y las prácticas aceptables se asumen como fuerza de ley y conservan su validez.

En todo caso esta abrogación e ilegalidad de la práctica no puede ser aplicada retroactivamente, como se ha hecho. Los imputados harían bien en ir a la Corte Centroamericana de Justicia u otros organismos internacionales para reclamar sus derechos y denunciar la violación de éstos.

Conozco a Erlinda. La acusan de desfalco durante sus 5 años como Viceministra de Tecnología durante la administración Funes. La cantidad a que el llamado “desfalco” corresponde hubiera sido su salario en un año en EE.UU. Más de una vez le dije que trabajáramos juntos, nunca me lo aceptó por su lealtad al Dr. Bukele y a El Salvador. Es una persona con reconocimiento internacional, y verla esposada presenta una imagen preocupante.

Erlinda trabajó por muchos años para el padre del presidente Bukele y le preparó varias patentes, como por ejemplo, una de la aspirina. Además, creo que su esposo todavía trabaja o trabajó por muchos años para el laboratorio de don Armando. Nunca fue guerrillera y durante la guerra civil estudiaba su doctorado.

Entiendo que las cantidades en cuestión se ven astronómicas en un país tan pobre como El Salvador, con un salario mínimo actual de $360 mensuales. Pero este contraste tan doloroso no convierte estas nivelaciones en ilegales ni es justo satanizarlas a priori como se está haciendo, tratando como imputados a persona capaces y honorables (al menos en su mayoría) ante una población que vive con grandes limitaciones y que cree verse así reivindicada. Es una manipulación de la desesperación poblacional ante la falta de oportunidades que lleva a que el 70% de los jóvenes tenga como anhelo emigrar hacia los EE.UU. Si se trata de eliminar las desigualdades, es menester que el presidente Bukele y su administración presenten y ejecuten un plan de capitalización de la población y superación de la marginalización económica y social. Estas detenciones no contribuyen en ninguna medida a mitigar las necesidades de los ciudadanos residentes en el país. Tampoco tienen validez legal.

Me ha llegado una nota de las redes sociales donde piden la captura de la Dra. María Isabel Rodríguez. Durante su gestión como Ministra de Salud hubo noches en que le llamé pasadas las dos de la mañana y la encontré todavía trabajando. Querer presentar el “sobresueldo” como una dádiva, es decir, como un regalo no merecido, es no entender los sacrificios que implica estar a cargo de un ministerio. Su rendimiento al frente de éste mereció que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la nombrara “Heroína de la Salud”. La Dra. Rodríguez es la persona salvadoreña con el mayor número de doctorados honoris causa y de mayor prestigio internacional en la era modera. Los $5,000 mensuales adicionales que recibió fueron presentados a ella como parte de todo el paquete de compensación. Los incentivos de pago son una práctica común en los organismos internacionales, el gobierno de los EE.UU. y la empresa privada. Acá en los EE.UU. se habla simplemente de una compensación. En el caso de los sueldos y los mal llamados sobresueldos se trata de una compensación proveniente de dos fuentes presupuestarias que se superponen: 1) del presupuesto estatal y 2) de Casa Presidencial.

Conozco a un salvadoreño-americano, de prestigio internacional, a quien Funes consideró para un cargo con un salario de $3,000 mensuales. Se le dijo que un monto adicional, otorgado por Casa Presidencial de $8,000 a $10,000 mensuales le nivelaría el sueldo. Le informaron además que la cantidad estaría exenta de impuestos. Se lo presentaron como algo normal, legítimo, o sea, legal y de práctica establecida. Si hubiera aceptado, en este momento estaría entre los imputados sin lugar a dudas.

¿Se trata de desprestigiar al adversario aun cuando este adversario ya no existe como tal? Sí, es evidente, pero, como manifesté al principio de esta nota, primordialmente se trata de infundir miedo en la población y en los sectores críticos a la administración Bukele por su falta de políticas de gobierno y de Estado, y actitudes dictatoriales.

¿Funciona esta estrategia? Sí, como publicidad coyuntural para crear odio y desunión dentro los salvadoreños; sin embargo, eventualmente se volverá contra sus instigadores.

Estoy convencido de que el camino hacia el sur está por el norte, como lo está demostrando el salvadoreño-americano Hugo Pérez (quien jugó en un mundial con la selección americana), el ala derecha de la “Selecta” cuyos miembros se hablan en inglés y fueron los que pusieron a los mexicanos en más problemas, y el capitán y el mayor goleador californiano del equipo de fútbol de playa. Los de la diáspora salvadoreña jugaremos un papel estratégico en la superación de El Salvador. Erlinda Handal se mantuvo en el exterior por muchos años, fue parte de la diáspora. Regresó a El Salvador con un doctorado ya siendo una científica formada con muchos años de experiencia. La doctora Rodríguez pasó años muy fructíferos en México, cuando la conocí, y en los EE.UU., en donde profundizamos nuestra amistad. Fue durante este tiempo parte de la diáspora hasta su jubilación.

Lo que está sucediendo en El Salvador nos preocupa y hace más difícil nuestro retorno. Hoy por hoy, muchos decimos: “Regresar a El Salvador, ni locos”. Pero volveremos, y lo haremos con la ilusión de ayudar a cambiar el país, antes de que las caravanas, provocadas por la incompetencia de los gobiernos, por una economía estancada y por las políticas de odio y polarización, dejen al país vacío.

Sr. Presidente, por favor, rectifique. Todavía está a tiempo de salvar su administración.

Ingeniero-científico salvadoreño-americano, desde Washington