Escribir la vida o lo que quede

Lo que dijimos hace un instante, ya es pasado. Lo que pronunciemos a continuación será futuro. Por ello el ser humano -al escribir el presente- lo eterniza en el tiempo y -aunque ya sea “ayer”- sigue viviendo en la memoria universal. El camino andado será pasado, y los siguientes pasos, futuro. El tiempo es único, pero mutante y cambia a cada instante. Así el “Hoy” inmanente se transforma y desvanece, convirtiéndose en “pasado”. Como su transcurso es unidireccional lo que vendrá será “futuro”. Pero en verdad el único tiempo universal es el presente, en un mundo cambiante en el cual vivimos, decidimos y actuamos. Así nuestras decisiones presentes, deseos o actitudes, determinarán el ayer y porvenir. Si haces un buen presente -dice el adagio- harás un buen futuro y pasado. Recordemos una vez más el sabio y hermoso testamento sánscrito: “El ayer es un sueño; el mañana, una ilusión. Pero el Hoy -bien vivido- hace de cada ayer un sueño de amor y de cada mañana una ilusión de esperanza.” Así escribimos la vida o borramos sus páginas. Aunque todo sea una ilusión en el tiempo. “Ni el pasado ha muerto ni está el mañana -ni el ayer- escrito.” recitó el inmortal poeta Antonio Machado. Es la entropía poética, que profetiza y pronuncia con belleza la vida. <“El Resucitador de Pájaros y Sombras” C. Balaguer-Amazon>