Lo que juntos podemos hacer

“No deseo que las mujeres tengan más poder sobre los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas”.

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"Pelé" Zapata, en el Barraza. Foto EDH/Varinia Escalante.

Por Alexa Cristal Menjívar

2021-03-13 7:20:34

En este mes se celebra el Día de la Mujer, así como se celebran sus logros y esfuerzos realizados. Sin embargo, también recordamos que, en términos de libertad, la situación de las salvadoreñas es lamentable. Feministas de nuestro país se reunieron este domingo 7 de marzo para protestar por sus derechos. Entre tanto, surgieron muchas opiniones acerca del movimiento y los motivos que lo han influenciado. La violencia y desigualdad de género resultan más que evidentes en nuestra sociedad. Por eso, todos debemos colaborar para detener el ambiente hostil que enfrentan las mujeres.
Es importante hacer un análisis de los datos recientes acerca de los casos de violencia contra la mujer. Según un estudio de la Fiscalía General de la República (FGR), en el período de enero a junio del 2020 se registraron 130 feminicidios impunes y la desaparición de una mujer cada 18 horas. El Ministerio de Salud también informó que de enero a septiembre del mismo año se registraron 10,076 niñas embarazadas, 379 de las cuales fueron víctimas de violación. En todos estos eventos lo que se menciona es la cantidad de niñas y mujeres abusadas, pero ignoramos el hecho de que hay 130 feminicidas que siguen libres y tal vez más de 379 violadores.
Estas cifras deben funcionar como un llamado a todos nosotros para que tomemos medidas y hagamos lo posible por detener estos atentados. La introspección de los hombres es clave para abolir el sistema sexista del que ellos también son víctimas, pues debemos saber que el sexismo es un tipo de discriminación que atribuye ciertas actividades o actitudes a un determinado sexo. “La mujer tiene su lugar en la casa y en la cocina” y “el hombre debe mantener a la mujer” son solo dos de esos paradigmas. El feminismo nace para erradicar estas limitantes sociales que enfrentan las mujeres.
Parte de lo que vuelve al feminismo un colectivo socialmente mal visto es la desinformación. Muchos piensan que se trata de un movimiento antihombres, cuando en realidad se pronuncia por los derechos y libertades de las mujeres en todos los ámbitos. Aclarar las intenciones del movimiento feminista es un factor significativo a la hora de mostrar a la sociedad los ideales que realmente se persiguen: tratar de inhabilitar ideologías machistas que son compartidas por personas de cualquier género. El problema no son los hombres, sino las conductas sexistas arraigadas en el tejido social.
Me resulta imposible no citar a Bell Hooks con su libro Feminism is for everybody: passionate politics (2000): “Un hombre que ha renunciado al privilegio masculino y ha adoptado la política feminista es un compañero de lucha”. El feminismo es una opción para cualquier mujer que quiera ser parte del colectivo, así como también para los hombres. Si analizamos a cada mujer que ha decidido ser feminista, encontraremos historias inimaginables en las que tal vez no nos veamos reflejados. Por eso, tenemos que generar empatía hacia las personas que sufren y expresan su malestar de la forma que sea posible para exigir el cumplimiento de sus derechos y que se haga justicia.
Todos tenemos un rol esencial para que el ambiente hostil que viven las mujeres a diario cambie para bien. Cuestionar nuestras raíces sexistas de las que hemos sido víctimas por gran parte de nuestra vida resulta fundamental para iniciar con el proceso de deconstrucción patriarcal. Podemos formar una perspectiva de la masculinidad en donde estemos conscientes de sus privilegios y prioricemos elementos importantes como el cuidado de la salud mental. Asimismo, es necesario que nosotras aprendamos sobre las actitudes, pensamientos y miedos inconscientes que arrastramos desde hace generaciones, cuestionarlos y enfrentarlos.
Para finalizar, quiero conmemorar a Mary Shelley con su célebre frase: “No deseo que las mujeres tengan más poder sobre los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas”. Quiero invitar a la reflexión sobre el papel que cumplimos en la sociedad y en la vida de miles de mujeres. Además, quiero reiterar la importancia de la introspección como el primer paso para hacer que niñas, jóvenes, adultas y abuelas tengan algo tan básico como la capacidad de atreverse a pensar, actuar y decidir por sí mismas. Podemos ser la voz de todas las que no pudieron hablar y hacer que El Salvador sea un país seguro para todas nuestras hermanas.

Estudiante de Ingeniería de Negocios, ESEN

Miembro del Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)