Desde que se iniciaron las actividades comerciales entre los hombres, la certeza de cumplimiento del compromiso residía en la fe en la palabra dada. Eran pactos de caballeros cuyo honor dependía en gran manera de su capacidad de cumplir lo prometido y era la base de la confianza en la honradez de las personas involucradas.
Pero esto parece desconocido para los diputados de la Asamblea Legislativa. La costumbre de que la presidencia del Órgano Legislativo correspondía al partido que hubiera alcanzado el mayor número de diputados fue sustituido por un protocolo de entendimiento según el cual Norman Quijano, de ARENA, y Mario Ponce, del PCN, fueron juramentados para asumir la presidencia en dos períodos de 18 meses cada uno.
Los areneros, alentados por el presidente del COENA, deciden no apoyar a Ponce, porque el PCN se está volviendo sumiso al Ejecutivo, por la posición de esa fracción en la elección del Procurador de los Derechos Humanos. Carlos Reyes, jefe de la bancada tricolor, justificó que en la Asamblea, así como se establece un acuerdo, de igual manera puede romperse.
Para nuestros legisladores, sus palabras y compromisos no valen nada, lo que demuestra que los salvadoreños nos equivocamos al votar por semejantes personajes. Más que reprochable el vocabulario soez de Ricardo Velásquez Parker demostrando con su vulgaridad que no merece representar a la ciudadanía.
Pero más grave aún ha sido la bochornosa votación para elegir al Procurador de Derechos Humanos, proceso calificado de viciado, porque Tobar tiene cuatro expedientes abiertos en la Fiscalía; ha tenido vinculación con el FMLN y no se analizó su perfil en la Comisión Política de la Asamblea, pues de 24 aspirantes ocupaba el lugar 22.
¿Cómo entonces recibió los 57 votos de los diputados?
Se logró con los votos de 20 diputados suplentes, a pesar de que la Constitución de la República expresa claramente las situaciones en que un diputado propietario puede ser sustituido por su suplente: “En caso de muerte, renuncia, nulidad de elección, permiso temporal o imposibilidad de concurrir de los propietarios”. Olvidando la Constitución, realizaron una de las movidas más vergonzosas de que se tiene memoria. Cerca de 1 de cada 3 votos fueron de suplentes; 11 de los votos de ARENA fueron de suplentes, algunos de los cuales sustituyeron a diputados diferentes al diputado propietario correspondiente, muchos de los cuales estaban presentes en la sesión plenaria.
Así el arenero suplente Douglas Antonio Villatoro votó por Tobar, mientras su diputada propietaria Milena Mayorga votaba en contra, y Villatoro actuaba en sustitución de Donato Vaquerano. Esmeralda Azucena García Martínez, suplente arenera de David Reyes, votó en sustitución de Josué Godoy a favor de Tobar, mientras Reyes se abstuvo.
En el transcurso de la plenaria, diputados como Ricardo Ernesto Godoy, Patricia Valdivieso y Maytée Iraheta fueron sustituidos por suplentes. Y justo antes de iniciar la votación Donato Vaquerano, Margarita Escobar, Edgar Escolán Batarsé y Josué Godoy también se sirvieron de suplentes. ¿Por qué no tuvieron valor estos diputados propietarios de no votar por el candidato? Actitud cobarde de quedar bien con Dios y con el diablo. Menciono únicamente a los diputados areneros, por haberme equivocado al votar por algunos de ellos.
Según el presidente del Centro de Estudios Jurídicos, José Miguel Arévalo, es muy grave que los suplentes se hayan prestado a “tapar la vergüenza” de los propietarios. Para el Dr. Humberto Sáenz, presidente de Acción Ciudadana, “han demostrado una vez más no tener ningún compromiso en corroborar los procesos de elección de funcionarios de segundo grado y las decisiones de la Sala de lo Constitucional. ¿Se habrán dado cuenta los legisladores de que le están regalando la Asamblea 2021 a GANA/NI? ¿O ya cuentan con el maletín negro?
Maestra.